lunes, 28 de noviembre de 2011

IV CERTAMEN DE CUENTOS EL CORREO DE BURGOS - CAJACÍRCULO - EL RINCÓN DE MI INFANCIA - LA CAMA

Las brasas en la chimenea crepitan y de en vez en cuando suena un chasquido y un punto de fuego salta a gran velocidad y choca contra los ladrillos.

Estoy sentado en la silla bajita de enea y mis pantalones cortos dejan ver las cabrillas que adornan mis piernas, gracias al brasero de la mesa camilla.

Hace frío y la noche avanza, las sombras de la chimenea y de los candiles de aceite se unen y dibujan en las paredes sombras que a veces parecen garras de la Paparrasolla, del Coco, del Sacamantecas, de la Marrona o de la Cocharrona.

Miro hacia la ventana y en el alféizar interior sobre el muro de adobe, está el Niño Jesús de Praga, mirándome con sus ojos abiertos y su mano mutilada, dentro de la capillita domiciliaria con dos puertas de cristal y un lucernario encendido.

Tengo miedo, se acerca la hora en la que tenga ir a la cama y es uno de los peores momentos de peligro, miro de vez en cuando a mi madre que sigue trajinando entre los barreños y cacerolas pero no se da cuenta del tiempo.
De repente mi padre se levanta, tira la colilla de ideales al fuego, bebe del botijo y según sale por la puerta me dice – “niño a orinar al corral y a la piltra” -, a mi se me cae el mundo encima, miro a mi madre y ella con un gesto de la cabeza me indica que obedezca.

Cojo un candil y me dirijo por el pasillo hacia la puerta de atrás, las sombras me rodean y me siguen, por delante un halo de luz que se aleja y entre mis piernas pasa el gato marrón que ha entrado por la gatera y casi me hace caer.
Descerrojo la puerta y salgo al patio, la luz de la mecha de algodón titila y la protejo con la mano y voy hacia el vano de la puerta del corral y entro.

En el suelo los abrevaderos de granito, al fondo las vacas en sus pesebres se agitan y mugen, en lo alto el tabaco en manillas secándose y alrededor de mí se acumulan todos los seres que pueblan el establo.

Intento orinar en una esquina, coloco el candil con el garabato en una púa para tener las manos libres,  pero los dedos helados casi no pueden abrir los botones de la bragueta, además me imagino detrás de la columna a los malismos, los martinicos o al diablo cojuelo que según mi padre se alimenta de las pililas de los niños y no me la encuentro.

A punto de terminar, el cerdo de la matanza de este año me da un topetazo en las piernas y casi me caigo encima de los excrementos de las bestias apiladas en un rincón.

Salgo corriendo, entro en la casa, me desnudo y me pongo el pijama mientras mis dientes castañetean sin poder controlarlos.
Las sábanas están frías, casi húmedas y cuesta meterse entre ellas pues el peso de las mantas y de la colcha, deja poco espacio para moverse. El candil lo pongo en la mesilla pues falta la visita de mi madre.

Llega, se sienta en el borde y me arropa, colocando el embozo casi hasta los ojos, me besa y rezamos, me besa y se va.
Se lleva el candil y la oscuridad lo llena todo, hasta mi alma. La puerta se cierra y yo me tapo del todo, empiezo a oír a ras de suelo sonidos débiles como de correteo y me imagino que serán ratones o enemiguillos o diminutos, pero ninguno de ellos me gustan, así que me coloco con las piernas encogidas y las manos en los sobacos, pero no entro en calor.

Intento dormir, cierro los ojos con fuerza, tanta, que empiezo a ver como estrellitas que parpadean y como hilachos que flotan sin gravedad. No quiero abrirlos pues sé que lo están esperando tanto el Bú , los Ojancos, los finaos o el tragaldabas para arrastrarme a su madriguera.

La cama ya se ha calentado un poco y empiezo a sentir sueño y ya no siento la presencia de seres extraños. La cama me parece ahora, el rincón de mi infancia más seguro y duermo soñando que un día dominaré a todos aquellos, que durante tantos años me han asustado.

1 comentario:

  1. Muy bueno tu narración. ¡Cuántos recuerdos de mi infancia en la vieja casona del pueblo! En ella basé mi cuento "ese extraño presentimiento" que se puede descargar gratis en Casa Eolo y que forma parte de mi libro de relatos.

    Un afectuoso saludo y suerte.

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