miércoles, 15 de febrero de 2012

CONCURSO DE RELATO BREVE CIUDAD DE ARNEDO 2012 - ARNEDO - ¿ÁRABE? ¿CRISTIANO?

                                 ARNEDO ¿ÁRABE? ¿CRISTIANO?.






Corre el año de 923 y Mohamed, nieto de Muza II está sentado en la torre de la Alcazaba mirando  la ladera que baja hacia el río Cidacos. De pronto, Ibn Hasín llega corriendo con un objeto en la mano.
 -“Señor, señor”-.
 Habla, dice Mohamed.

 -“Hemos encontrado entre los escombros de la albarrana destruida este exvoto romano con     forma de alpargata, de un tal Titullus, hijo de Vianus de los Calaédicos.
-          “Calla y fuera de aquí”. ¡Con la que está cayendo!-. -Ahí fuera está el Sancho Garcés I de los cojones, que ¡mira que es pesado el tío!”-.

 Observa por encima de la almena y lo ve a la puerta de su tienda.
 –“Mírale, con su mujer Toda Aznarez y sus hijas,  Lupa, Sancha, Oneca, Urraca, Belasquita  y Muña,  de excursión y también el Ordoño II, rey de León, COÑO. ¡No puedo con él y su parafernalia!”-.

-          “ Se dice bien y pronto, YA NO AGUANTO MÁS, POR ALLÃH o (الله),  ALÁ Y SU PROFETA  ABU I-QASIM MUHAMMAD IBN ‘ABD ALLÃH AL-HASHIMI AL-QURASHI o MUHAMMAD o MAHOMA”.
-          “Desde el 908 lleva dando la tabarra cuando nos conquistó por primera vez, luego le echamos, en 913 el rey García I de León que se fue a morir a Zamora, que le den. En el 918 otra vez y ahora con toda la familia y los nietos y amigos, que se podían ir a bañar al río Cidacos, y cuando digo Toda me refiero a su mujer que no es tonta ni ná”-.

Y cogiendo el exvoto con sus fuertes  brazos lo arrojó por encima de la almena, pero lo único que consiguió fue una luxación de hombro y que le cayera en la cabeza a un mendigo que estaba sentado a la puerta de la alcazaba y lo matara.
      -“Que venga inmediatamente mi físico Al-Rhazí, el que ha llegado desde la primera escuela médica del Islam creada por Hunayn Ibn Isaac, que me duele mucho”-.

Mientras gritaba como un loco, el médico por un lado y dos soldados por el otro consiguieron reducir la luxación tirando con fuerza y los cristianos desde abajo se reían y hacían gestos obscenos.
Para fijarle el brazo al cuerpo usó un invento del médico persa Rhazés que consistía en la adicción de agua a un polvo de sulfato de calcio deshidratado que endurecía al poco tiempo, consiguiendo una gran consistencia.

Los soldados le tomaron a la sillita la reina y le llevaron a sus aposentos para que descansara, pues el físico le dio una buena poción del medicamento llamado triaca o teriaca, cuatro gramos disueltos en vino, panacea que lleva opio, eléboro, jengibre, iris de Florencia, valeriana, acorus aromático, ruibarbo, potentilla, raíz de aristolochia, raíz de asarum, raíz de genciana, madera de aloe, canela de Ceylan, escila, díctamo de Creta, rosa roja, azafrán, champiñón de Paris, zumo de regaliz, extracto de acacia catechu, goma arábiga, mirra, olíbano, benjuí, carne de víbora, terra sigillata, betún de Judea y otros más.

Fue tomarlo y caer en un coma profundo con relajación de todos los esfínteres del cuerpo y de sus aposentos se extendió un olor nauseabundo que hasta los cristianos se tuvieron que tapar las narices.
Mientras, en el poblado, en el taller de zapatos, Idrisí  e Ibn Hasín charlan a la puerta sentados en un banco de piedra adosado al muro de adobe encalado.
-“Alá es grande, Mahoma es su profeta y Jabir al-Hayyan, el alquimista, descubrió la destilación” en el 800”-. Dice Idrisí mientras se echa al coleto una porción generosa de ese vinillo que cosecha su suegro.

 Están bastante ebrios pues han tenido un día de mucho trabajo, porque tenían que hacer entrega de un encargo a los baños árabes de cuarenta chapines que son una especie de zapatos altos con suela de corcho que usan los bañistas en las diferentes salas y al terminarlos han cogido una cántara de vino que tenían en el pozo refrescándose.
 Ibn Hasín comenta: “estoy harto, ya no sé si soy moro o cristiano. Estos gobernantes se deberían poner de acuerdo y repartirse los territorios y no estar cada dos por tres en manos de uno u otro. Llevamos 15 años de cambios, no creo que vuelva a pasar esto en España  en los siglos venideros”.
 Esto lo dice con una jarra de vino en una mano y en la otra un fardelejo que le prepara su mujer.

Dice Idrisí –“ Vamos compañero, ya que tenemos el encargo, iremos a los baños y tomaremos a algunas de las Kehbehs nuevas que han venido de Al-Andalus y dejaremos que nos den un buen masaje y nos llenen de ungüentos y afeites. Me han contado que hay unas Serai que son expertas en los cosméticos, en la gimnasia y que son verdaderas acróbatas en las once posturas sexuales conocidas del Islam”-.

-“ No entiendo porque hay que hacer un contrato simplificado de matrimonio y además que el costo del servicio sea como la dote para asegurar la fidelidad de la serai. Se entera mi mujer y me mata”- Dice Ib Hasín –“ Venga, a por esas abluciones y lo que caiga”-.
Cogen el saco de los chapines y lo que queda de la cántara y se dirigen a los baños que están en la parte baja del pueblo.
Cantan a gritos “ragab”, siguen bebiendo, cuando de repente empiezan a oír los golpes de las piedras de las catapultas sobre los paños de la muralla.
 Se caen de culo con el estrépito, se rompe la cántara y el vino se derrama por la tierra, Idrisí cree que es sangre de su sangre y se desmaya.
 Se levantan y abrazados y tarareando la canción de moda “habibi ya nour” se dirigen a casa de Idrisí, donde su mujer en babuchas, con el rodillo de amasar en una mano y en la otra una arrahia (zapato de mujer) los pone pies en polvorosa. Mientras caminan piensan que en Arnedo ni el vino, ni los zapatos faltarán nunca.

Sentados en el suelo y a medio camino entre los contrincantes, con la cántara rota y los chapines en el saco, deciden esperar a que uno de ellos consiga el triunfo y decidan lo que van a ser o moros o cristianos.

                                              

2 comentarios:

  1. Desde luego me admiras con tu imaginación. Dominas cualquier tipo de relato. Es increíble. Siempre suerte.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Hola Alejandro:
    He pasado un buen rato con los devaneos de Idrisí y Ib Hasín en Arnedo (conozco la zona porque hace unos años fuimos a visitar las huellas de dinosaurio que se conservan por allí). Veo que continúas con rus relatos socarrones y un tanto delirantes. Espero que te encuentres bien, tanto tú como tu familia, y espero volver a hacer una visita a tu blog próximamente.
    Un saludo.
    Antonio (el lepisma...)

    ResponderEliminar