miércoles, 16 de mayo de 2012

IX CERTAMEN INTERNACIONAL DE LITERATURA HIPERBREVE POMPAS DE PAPEL - 2012 - ESPAÑA - NADA

                                                                          NADA

Y nada más existiría hasta el próximo tren, amor, eso pensé que sucedería cuando me llamaste para decirme que lo habías perdido, pero no podíamos saber que te quedarías en una curva del camino, junto a la vía.

Y mientras yo en el andén, fantaseaba con nuestro encuentro en la habitación del hotel que tenía reservada, tú te desangrabas, junto a la vía.
Y mientras yo en el andén, planeaba nuestra nueva vida y la posibilidad de tener hijos y envejecer juntos, tú gritabas de dolor y me llamabas con desesperación, junto a la vía.
Y en ese momento, el jefe de estación se me acercó para preguntarme si esperaba a alguien en el próximo tren.

Y entonces la nada se agrandó hasta llenarme por dentro y por fuera, dejé de existir en ese instante y mi ser quedó, junto a la vía.

martes, 15 de mayo de 2012

IX CERTAMEN INTERNACIONAL DE LITERATURA HIPERBREVE POMPAS DE PAPEL - 2012 - ESPAÑA - MUERTE

                             

         
                                                                               MUERTE


Como tantas veces había hecho de niño, he vuelto a matar. De pequeño, me gustaba torturar a los seres más indefensos de la naturaleza, pájaros, murciélagos, gatos, perros etc. Recuerdo aquella rana que estuvo cinco horas abierta en canal y con el corazón palpitando.

Cazaba moscas y las arrojaba a las telas de araña para que quedaran prendidas y luego ver como se acercaba y las envolvía en un capullo de seda.
 Creo que la experiencia me ha servido de mucho, pues no siento ningún remordimiento cuando mato, duermo de un tirón y por la mañana me levanto con la conciencia tranquila y con ganas de seguir haciendo lo que más me gusta en el mundo.
La sangre es lo peor, pues mancha mucho y resbala si la pisas.

Trabajo de matarife en el mercado.

lunes, 14 de mayo de 2012

IX CERTAMEN INTERNACIONAL DE LITERATURA HIPERBREVE POMPAS DE PAPEL - 2012 - ESPAÑA - BRINDIS

                                                                                         BRINDIS

Sacó de la nevera la botella de champagne, la agitó y la abrió en un estallido de espuma y líquido que derramó. Llenó la copa alta y estilizada y la bebió con fruición como si fuera la última que iba a tomar. Repitió de lo poco que había quedado en la botella y la dejó caer en el kilim turco del viaje de bodas a Estambul hacía dos años.
Se sentó en el escritorio y con su pluma estilográfica escribió en una hoja de color sepia, su despedida “Te dejo, adiós”.

Se aproximó al espejo y se retocó los ojos y el peinado y con gran serenidad se dirigió hacia el balcón para admirar por última vez Central Park.
Se apoyó en la barandilla y se echó hacia delante como si quisiera absorber los olores de la primavera, pero pasó las piernas por encima y se dejó caer.

sábado, 12 de mayo de 2012

A PROPÓSITO DE UN CASO

                                                             A PROPÓSITO DE MI CASO


Llevo ingresado en el Puerta de Hierro dos semanas. Se va a celebrar un Symposium internacional y vienen especialistas de todo el mundo. Yo estoy un poco asustado, pues desde hace varios días me han introducido por todos los orificios de mi cuerpo multitud de objetos, dedos y hasta manos. Sin contar los agujeros que me han hecho en sitios donde no los tenía.

Hacía ya varios años que mi cuerpo me mandaba señales que no supe interpretar, pero han sido los comentarios de los vecinos de la urbanización donde vivo, los que me han decidido acudir al Hospital.

Nico que si soy un salido, David que qué tengo dentro de la cabeza, que me lo haga mirar, José Ángel que si soy un pervertido, Diego que internet produce monstruos. Las mujeres de la urba me miran mal, Fuen, Lola y hasta mi mujer de toda la vida, Luz.

Me han hecho análisis de todo tipo, electroencefalogramas y electromiografías que me han dejado baldado, pero ha sido la radiografía de la cabeza la que ha dado con mi problema.
Vienen neurólogos, psiquiatras, neurocirujanos de todo el orbe y yo tengo miedo porque no me quieren decir lo que tengo.

He notado un tremor en mi miembro, miro la hora y son las nueve de la noche, justo cuando por el cambio de turno va a entrar en un momento mi enfermera favorita, ya la noto en la distancia, Mari Puri.

jueves, 10 de mayo de 2012

TOLEDO, CRISOL DE CULTURAS - 2012 - CIRCUNCISIÓN

                            CIRCUNCISIÓN




Toledo en septiembre de 1170, del año de 560 de la hégira y del año 4930 de los judíos, un día precioso, soleado y cálido, de repente y de la puerta Bisagra de la muralla, salen un grupo de adolescentes descalzos corriendo hacia el puente sobre el río Tajo(القنطرة)

el de Alcántara y lo atraviesan sin parar, muchos metros, en una carrera alocada.
Llegan al otro lado y se paran, apoyando las manos en las rodillas, con el corazón golpeando las costillas. Son siete, amigos y dispuestos a pasar una tarde, comiendo frutas de las huertas, en la orilla del Tajo y sin que los pille el dueño.
Les encanta ir de garullas y luego con la tripa llena, irse a bañar.
Sus nombres son Recemiro, Nitidio y Nunilo , mozárabes, David, judío, Ordoño, cristiano, Muhammad y Alhakén, mudéjares. Cada uno vive en su barrio, pero en los ratos libres, se encuentran fuera de las murallas, se llevan muy bien y se ríen de casi todo.

Sentados detrás del tapial de la huerta, comen membrillos verdes que les deja la boca áspera y el paladar como con tierra. “Deliciosos” – “Riquísimos” –“Pásame unos higos”.
Se han comido cuatro sandías enormes y calientes, están para reventar y antes de volver a Toledo, Muhammad se pone a orinar en la pared, los demás, como dice el dicho español se colocan también y se ríen de Ordoño, el único que no está circundado.

Dice David –“ Si quieres, se lo digo a mi padre y te quita el pellejo y te hace unas botas, ja, ja, ja”. Todos ríen, pero Ordoño sabe que los cristianos lo único que celebran es la circuncisión del Señor el 1º de enero.
Ya de vuelta, quedan para el día siguiente para ir a ver a las lavanderas al río y ver esos cuerpos, mojados y enjabonados.

Dice Recemiro “En la puerta de Bisagra, a las ocho de la mañana y llevar almuerzo, que luego iremos a  bañarnos”.


Alhakén y Muhammad, están apoyados en el torreón, mientras esperan a sus amigos y no paran de mirar a tantas y tantas mujeres, con los cestos de ropas en la cabeza, que van descendiendo por el pilar del puente  hacia el río, donde hay una ribera lisa y unas pilas de piedra para lavar la ropa.
Los ven venir por la calle y los apresuran “ Vamos, vamos, que se os han pegado las sábanas”.
Atraviesan el puente  y se dirigen hacia las ruinas del molino de agua, se introducen en ellas y se asoman por la parte del río. Hay casi cien lavanderas, unas muy serias, sacudiendo la ropa o colocándolas para orear o extendiéndola por el verde.

Pero luego están las más jovencitas, que se han percatado de  su llegada y se hacen querer y tontean más de la cuenta, enseñándoles una pierna o un pecho. Además como el río en esta época del año lleva poco agua, las más atrevidas vadean y hacen incursiones hacia el molino.
Dentro, las calenturas van subiendo de tono y las risas nerviosas, auguran un final previsible, porque David también pone de su parte al leerles unas poesías de su abuelo, que son muy eróticas, el famoso Abraham ben Meir Ibn Ezra, que estuvo en Toledo hace unos años de paso hacia el sur.

En medio de esta algarabía, se oyen unos quejidos que van aumentando de volumen (Ordoño ), mientras los otros seis, circundados hacen alarde y se mofan de él.
Deciden parar y buscar una solución para su amigo. Quedan para la tarde, en los baños públicos de la puerta del Vado con dos cántaras de vino y los instrumentos del padre de David.
En un apartado, empiezan a beber sin mesura y al rato están peleándose por ser el cirujano, Ordoño ya no es consciente de lo que le espera, babea y dice “Fe no me guela, eh, ge no me guela na”. “Tranguilo, tranguilo, hay que gortar pog lo sano”- Nunilo coge el instrumento y mientras cuatro lo sujetan, le da un tajo, abre la boca Ordoño y un grito enorme rasga el silencio del baño, sangra como un cerdo y el operador levanta el pellejo como un trofeo y una sonrisa de oreja a oreja. “Rabo” – “Rabo” –“Rabo”.

Lo cogen entre los seis y se lo llevan a su madre, que pone el grito en el cielo y en todos los santos “Un accidente con un pincho de hierro, señora”-le dicen –“Un faux pas” dice el entendido David, - “Una rama de la higuera” dice Alhakén.
La madre lo lleva al hospital de los judíos y allí le arreglan la avería.
Lo llevan en procesión por la calle y van cantando “ Lavanderas esperar, que mañana os vais a enterar”.
El herido, con cara de pocos amigos y a voz en cuello, va diciendo “Es otoño, soy Ordoño y mañana ni coño, ni moño, ni madroño, ni roño, ni ñoño, solo baño.

miércoles, 9 de mayo de 2012

I CONCURSO DE RELATO EXPRESS " PALABRAS DESDE UN POZO " - MUSEO SEFARDÍ - 2012 - BROCAL

                                                                        BROCAL  


Brocal árabe, Toledo. Volví a leer la tarjeta y me pregunté que qué hacía este brocal en el Victoria & Albert Museum de Londres. No había nadie en la sala y no me pude aguantar el posar mis manos en el borde, afuera llovía con intensidad y sería el ruido del agua o el recuerdo de las humedades del pozo que sentí en mi subconsciente las vivencias de la época musulmana, judía y cristiana que tuvo durante los siglos XII y XIII. La leyenda del pozo amargo con la judía Raquel y el cristiano Fernando.

O aquella vez que el Rabbí Abraham Ben Meir Ibn Ezra (אברהם אבן עזרא or ראב"ע), se acercó al brocal y pidió a una mujer con velo un poco de agua. Poeta insigne que frecuentó los baños judíos rituales y donde leía sus escritos, algunos homoeróticos.
Toledo, en septiembre de 1170, del año de 560 de la hégira y del año 4930 de los judíos, era un crisol de culturas donde se fundían la sinergia multicultural de las tres religiones, donde se podían encontrar en los baños públicos y donde cada uno expresaba su pensamiento, mientras las hetairas o coperos servían los vinos que la tierra les daba.

Me asomé al interior del brocal y los sonidos reverberaban por las paredes y me llegaron con claridad las leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer sobre Toledo, el beso, la ajorca de oro, la arquitectura árabe y algunas más.
Fue al volver a España, cuando me documenté sobre el brocal del pozo que había dejado en Londres y me quedé estupefacto al encontrar un dibujo de Valeriano Bécquer de 1856 en el que está situado al lado de un laurel,  junto a una joven y con un texto de su hermano Gustavo.
Este brocal estuvo situado en el jardín de una casa del callejón de San Ildefonso, que habitaron los hermanos Bécquer, junto a la amante toledana , que está dibujada, Alejandra González Esteban de Gustavo.
¿Cuántas obras de arte español están diseminadas por el mundo?
Tres libras esterlinas pagaron por este brocal.
Si vais por el museo londinense acercaros al brocal, poner vuestras manos en el borde y escuchar y oiréis los lamentos de nuestra historia y de la de Toledo.

martes, 8 de mayo de 2012

CERTAMEN INTERNACIONAL DE CUENTO BARCAROLA

                                                                      BARCAROLA

Todos los días, Giovanni sale de su casa en la calle Traghetto y se dirige hacia el canal donde tiene amarrada su góndola, mientras el tañido de  la campana llamada “marangona” del Campanile llena las estrechas calles empedradas del casco viejo.


Suena al inicio y al final de la jornada laboral y toda Venecia se rige con las diferentes campanas.
La miseria invade la ciudad de los canales, la basura se acumula en las calles, en el agua y las ratas, grandes como gatos se han adueñado de la otrora ciudad más poderosa del Mediterráneo.
Venessianos  de todas las edades, viejos y niños deambulan por las callejas y las orillas de los canales buscando algo que llevarse a la boca, las enfermedades, plagas y peleas llenan de cadáveres el agua, cerrando el ciclo de muerte que envuelve la ciudad.

Giovanni no se queja, tiene la góndola de su padre y aunque está solo en la vida y el trabajo de transportar  a los vecinos de un lado a otro de los canales escasea,  no le falta techo y comida.
Estamos en 1760 y las grandes potencias europeas, España a la cabeza, presiona a Clemente XIII  para que expulse a los jesuitas. Amenazan con invadir Venecia y de hecho han conquistado terrenos propios del Papa.
Tiene su góndola en los bajos de una casucha en un canal pequeñito y todos los días antes de salir la pule con un paño, hasta que se puede mirar en el color negro lacado de la superficie. Es negra porque tiene que recordar la peste que azotó Venecia en 1562.
Con un poco de grasa también le da al contrafuerte de la proa  para que brille.

La forcola de madera de nogal es estilizada y sinuosa con diferentes recovecos por donde se desliza el remo para las diferentes maniobras de la navegación y se sitúa en la popa.
Recuerda a Jacopo, su padre, cuando trajo a casa el cuarto de tronco de nogal, lo contento que venía, lo colocó en medio de la habitación que servía de dormitorio y de cocina y le dijo, revolviéndole el pelo, este será el sardinel de nuestra góndola.
Durante dos años estuvo desbastando con el cincel y con la gubia, dando una forma a la madera que cuando yo lo veía, parecía que estuviera acariciando a una mujer.
Coloca los cojines en la cabina, abre el portón y ayudándose en las paredes comienza a salir agachándose para no darse. El día está muy frío, hay una niebla que no deja ver a veinte metros, las miles de góndolas que pululan por los canales provocarán accidentes, que muchas veces se cobran vidas, pues el agua está helada y el pueblo no sabe nadar.

Mientras avanza lentamente, observa el contorno asimétrico de la embarcación, para facilitar la propulsión con un solo remo y como el remache de proa cabecea y sirve como contrapeso a su cuerpo.
Los diferentes puntos de apoyo al remo en la forcola le permite un remado lento o avance o giro o freno y también para ciar.
Al salir al canalizzo o gran canal gira hacia la derecha y tiene que usar su musculatura para avanzar entre el oleaje y a pesar del frío empieza a sudar debajo de sus ropajes, debe de llegar cuanto antes a su zona, los alrededores del ponte Rialto.

Se escora a la izquierda para cruzar el ponte dell’Accademia y prosigue a duras penas, sorteando el oleaje y las otras embarcaciones que amenazan chocar con él.
Está a punto de ser abordado por una gran barcaza del Dogo de Venecia, su excelencia, Don Francesco Loredan y tiene que pararse en el muelle de la casa de San Barnabá.
Oye risas y mira hacia lo alto del palacio de mármol y ve a una joven de pelo rizado, con ropajes de ricas telas y brocados, que junto a unas criadas están asomadas a la balconada y hacen muecas y aspavientos.
Giovanni queda prendado de la doncella y avergonzado con la maniobra que ha hecho, acelera con el remo y mientras se aleja sigue oyendo las risas del grupo.

Por su parte Francesca desde el balcón lo ve alejarse y se queda pensando en lo guapo que es el gondolero y en lo fuerte que parece.
Al llegar al ponte de Rialto, amarra en su parada a la espera de clientes y en el muelle están los otros gondoleros, entre ellos, su amigo Nicoló al que le cuenta su aventura con el Dogo y con la dama de ca’San Barnabá.
Nicoló le dice que si es joven y con rizos es Francesca de 16 años e hija de un banquero muy rico de la familia de los Rezzónicos que son los que han comprado ese palacio y que su tío es el  Papa Clemente XIII.
“Menudas fiestas hicieron hace dos años, cuando nombraron Papa a Carlo Rezzónico, que era obispo de Padua”, comenta Nicoló.
Todos los días y a la misma hora Giovanni pasaba por debajo de la balconada, miraba hacia arriba y casi siempre y si el tiempo se lo permitía, estaba ella. Ya no se reía, le saludaba y su cara le transmitía algo, que él quería que fuera amor.
Durante este tiempo era feliz y se levantaba con una energía y con la esperanza de volver a verla. Cantaba muy bien, por lo menos eso decían los pasajeros que transportaba de una orilla a otra.

Estaba de moda en 1760 un tipo de canción popular de los gondoleros que cantaban mientras remaban, que se llamaba “Barcarola”. Suelen ser canciones románticas con un ritmo que recuerda al remar del gondolero, casi siempre un tempo moderato en compás de 6/8 y que si se presta  atención, se escucha el ruido del  remo en el agua.
Giovanni dedicó una barcarola a su amada y estaba todo el día cantándola, ya en casa como en la góndola.
El primer día que se la cantó, un sol que reverberaba en las aguas y en el pelo de ella, hizo que posicionando el remo en la forcola en la posición de lento, iniciara su cántico mirándola a los ojos:

                              Francesca, la tua risata e la tua rizzi
              Leri ho prujeron dolore
              Oggi, quando passo dal canalizzo
              Solo sente un gran amore”.
Al pasar y volverse, su amada le tiró un beso con la mano.
Su amigo Nicoló le decía que su amor era imposible, que era rica, que era un capricho, pero él decía que no, que era correspondido.
Un día brumoso de enero de 1761, al acercarse al pontón del palacio, la vio, estaba al pie de la escalerilla sola y haciendo gestos con la mano enguantada.
Se acercó y le pidió que la llevara a la iglesia de San Francesco della Vigna. Se sentó en la cabina  frente a él y dijo, canta por favor.

Cantó como nunca y unas lágrimas rodaron por su cara mientras ciaba. Se presentaron, hablaron de sus familias, de sus sentimientos y de que su tío el Papa no consentiría esta relación.
Bogó hacia un canal estrecho que él conocía, sin salida, los muros casi se tocaban en lo alto y carecían de ventanucos y amarró la góndola en un poste y se sentó con ella en la cabina. Se dieron la mano, se dijeron cosas al oído, ella percibió el olor a mar de él  y él a su vez su perfume de rosas. Se besaron y quedaron para otros días, siempre de la misma forma.
Nicoló, le decía que estaba loco, que qué tenía esa joven para querer destruir su futuro y que estaba perdiendo el tiempo.

Francesca, un día lo introdujo en el palacio y le enseñó el salón de baile que ocupaba toda la fachada y que tenía pintado en el techo “la alegoría nupcial” de Tiépolo. El asombro no le dejaba decir nada y salió acordándose de las palabras de su amigo.

El Martes de Carnaval quedaron en la piazza de San Marcos, después de la fiesta de las Marías y ella acudió con sus criadas con una máscara blanca con plumas, la maschera nobile.

Se le acercó un Pulcinella o Polichinela, todo de blanco, con un gorro puntiagudo, una máscara con nariz prominente y un garrote. Con voz nasal y acercándose a su oído la dijo –“Francesca, soy Giovanni, vamos a una casa que conozco, que tienen baile y lo pasaremos bien”.
Dejó a sus criadas, quedando en una hora y se adentraron en las callejas estrechas, cruzándose con cientos de máscaras y ropajes de seda negro. Entraron por un portón todo desconchado y nada más pasar, el polichinela cerró la puerta con llave.

La habitación estaba débilmente iluminada con velas y no había nadie. Francesca se asustó y él comenzó a manosearla y a querer quitarla la ropa. Se defendió y empezó a darle golpes en el pecho y consiguió arrancarle la máscara y vio con horror que no era quien creía, Giovanni.
De un garrotazo la dejo inerme, la echó en un jergón, abusó de ella y después con el palo la destrozó la cara para que nunca le reconociera, pero ya estaba muerta cuando la tiró al canal más cercano. Nicoló se quitó el traje de polichinela manchado de sangre y lo arrojó en otro canal y se fue a su casa.

Mientras, Giovanni en la piazza daba vueltas y más vueltas, chocando con otras máscaras y preguntando una y otra vez  a las criadas que conocía, del paradero de su señora. Le dijeron que se había ido con un polichinela de la mano y que volvería en una hora.
La noche avanzaba y en la piazza ya no quedaba casi nadie, empezó a llover y una niebla subía de los canales, Giovanni se dejó caer en la pared del palacio Ducal y entonces del Campanile, el tañido de una campana pequeña ( il maléfico) hizo que estallara en sollozos, tocaban a muerto.

RELATO CONCURSO PAPERBLANKS - AZAR

                                                                                AZAR

                    El az-zahr iba subiendo, girando, a cámara lenta, mientras se veían los diferentes puntos, uno, dos ,tres, pasando por delante de los ojos, de repente se para, queda suspendido en el espacio un tiempo y empieza a caer, primero despacio y de repente cada vez  más deprisa.......
                   ¿Quién inició este juego? ¿Quién encontró este dado? ¿ Quién decidió que la que sacara, 6, entraría en estas ruinas?
                   El dado rebotó en la piedra y como si adquiriera una vitalidad que no tenía, empezó a ir de un sitio a otro hasta que cayó al suelo y quedó el 6 hacia arriba.
                   Joanna, que había elegido ese número, entre risas y empujones entró por la puerta de esas ruinas, que entre las brumas del valle, despedían un olor a humedad y a vegetales en descomposición, que producía un cierto desasosiego.
                   Las otras cinco amigas, jugando y persiguiéndose entre los matorrales, no se dieron cuenta que el tiempo pasaba. Decidieron volver a tirar el dado repartiendo otra vez los números, salió otra vez el 6.
                   Jeftzibá , que ahora estaba contenta porque había elegido su número preferido y que hacía favor a su nombre, que en su idioma significa”mi deleite está en mí”, corrió hacia la entrada y desapareció en la oscuridad.
                  El  día transcurría y en las ruinas no se oía nada, decidieron sortear otra vez, el dado en el aire y al caer empezó a rebotar, menos mal que  Jezabel aproximando las manos lo frenó y salió 6.
                
  Jemima, ya no tan contenta, se aproximó a la puerta desvencijada y asomán-
dose  gritó y gritó sin obtener respuesta. Decidida, empezó a caminar hasta ir desapare-
ciendo en la oscuridad. Su nombre “paloma” la daría alas para ir a salvar a sus amigas de juegos.
                   Otra vez, el tiempo pasa y no sabemos nada de las que han entrado. Sortean de nuevo y el az-zahr repiquetea en el suelo, sale el 6. Jezabel, te toca a ti.
                   Javilá y Judith, se enfadan porque es su amiga la que tiene que ir, si tu pre-
tendiente es el rey Acab de Israel lo sentimos, pero hoy tu deber, es entrar en las ruinas
y ver lo que ha pasado con nuestras compañeras.
                  Jezabel se sienta en el suelo, se abraza las piernas y no contesta a sus amigas, las cuales en vista de ello deciden penetrar juntas y despacio, con miedo y  llamándolas a voz en cuello, desaparecen en la oscuridad. De repente, un movimiento de tierras y del follaje y desaparecen las ruinas entre un estruendo impresionante.
                 Jezabel, se levanta, saca de entre su túnica una cajita e introduce en ella con sumo cuidado el az-zahr, envolviéndolo con el terciopelo que le dió la guardiana  Tanit, embajadora del Dios Baal-Hammon. Ahora ya, libre de mis damas protectoras, podrá casarse con Acab rey de Israel  y cambiar el curso de la historia.
                 Caminando por el valle en sombras, las oscuras presencias se separan a su paso y la protejen y a la salida, una piedra grabada ,en el suelo, cubierta de hojarasca pone azahar. El primer significado de la palabra azahar fue flor y luego suerte y de ahí fue derivando az-zahr hasta azar por un lado y por otro azahar, palabras preciosas.
                Joanna, Jeftzibá, Jemima, Javilá y Judith no tuvieron suerte y encontraron la muerte donde esperaban juego. No siempre acertar es lo mejor.
                 En los juegos de dados el azar es el que tiene los puntos que hace perder el juego. Puede ser la fortuna y también la desgracia. Como en todo.

lunes, 7 de mayo de 2012

I CONCURSO INTERNACIONAL DE RELATOS BREVES "SONRISA DE QUEVEDO " SOBRE HUMOR EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA - ESPAÑA - 2012 - EROTIC MASSAGE GEL

                                                       EROTIC MASSAGE GEL”.




Cuando me llamó mi jefe de la Consejería de Economía y Consumo de la Comunidad de Madrid, no pensé que el encargo de testar el gel me lo fuera a encargar a mí.
Aduje mis 60 años, mis achaques y que me quedaba muy poco para jubilarme, pero no hubo manera. Conseguí de todas maneras que los resultados no se los entregara a la vuelta del fin de semana y me dio un mes, pues además eran tres tipos diferentes de geles y eso requeriría mayor dedicación y esfuerzo.
Hay que recortar gastos, pero esto me parece un poco exagerado.

Me entregó una bolsa grande con tres kits, uno de fresa con champaña, otro de fruta exótica y otro de melón y mango.
En la bolsa por fuera ponía “el conejo feliz”, con un dibujillo engañoso y la gente en el metro me miraba y cuchicheaban, algunos intentaban asomarse al interior para curiosear.
Al salir del metro y encaminarme hacia casa iba pensando como abordar a mi parienta e intentar explicarla lo que teníamos que probar. No se lo va a creer y encima me va a llamar guarro.
Según entré, me dirigí a la mesa camilla, vacié la bolsa y me senté en el orejero a la espera, oí un “hola cariño” y yo no dije nada.
Vino desde la cocina, cogió una caja, me miró y se sentó enfrente. Daba vueltas a la caja en el sentido de las agujas del reloj y a la inversa y otra vez y otra.

Se lo conté tres veces y no se lo podía creer. Cuando la dije que me iban a pagar horas extras cambió un poco la expresión pero no mucho.
No la entendí algo que dijo sobre Esperanza pero tampoco pregunté y entonces cogió el calendario de los que escriben con el pié y me dijo que este fin de semana no teníamos a la nietecilla y que el hijo que vive en casa, estudiante de Derecho, iba a esquiar.
Ya teníamos fecha, noté un pálpito y menos mal que tenía puesta la falda de la camilla por encima, pues algo se notaba.
Decidimos hacerlo primero con la caja de melón y mango, el día, el viernes cuando se fuera nuestro hijo y guardamos todo debajo de la cama.
Esa semana se me hizo larga, cuando me cruzaba con mi mujer por el pasillo nos tocábamos y nos reíamos y en el trabajo el jefe me preguntaba todos los días que qué tal, que si ya lo habíamos hecho.
Llegó el día y le llevé un ramo de flores y unos bombones, mi hijo se fue desde el trabajo y nos quedamos solos en la casa, cerramos la puerta y pusimos una silla en el pomo.

Abrimos la caja y dentro había un sobre como con una solución espesa y una especie de sábana impermeable grande de 160 cm x 228 cm que como luego leímos teníamos que colocar encima de la cama.
Pusimos a calentar agua en la olla, pues con el sobre al diluirlo había que hacer cuatro litros de gel con el que luego nos embadurnaríamos y nos echaríamos encima de la sábana.
Mientras mi mujer daba vueltas con la cuchara de madera, yo por detrás me arrimaba y ella hacía como que me huía, pero yo creo que la gustaba.
Cuando la consistencia parecía la adecuada y entre los dos la llevábamos hacia el dormitorio, entonces tropecé con la alfombra y cayó todo a lo largo del pasillo, nos costó cinco toallas y seis paquetes de papel de cocina absorber todo el gel.
Metidos en harina y con la curiosidad en un punto álgido y no me refiero a lo mío, abrimos la caja de fresa y champaña y con más cuidado hicimos todo el proceso otra vez y lo llevamos al dormitorio.

Pusimos la sábana por encima y nos desnudamos, nos echamos y la sensación era que se nos iban a quedar las letras del ahorramás en el culo pegadas.
Cogí la olla y la volqué sobre los dos, el gel estaba un poco caliente y nos empezamos a restregar y embadurnar con ganas.
La sensación era agradable y entre unas cosas y otras empezamos a animarnos e intentar algunas posturas que teníamos casi olvidadas, con tanto magreo y toqueteo parecíamos estar en un tobogán e íbamos de un borde de la cama al otro, consiguiendo a duras penas mantenernos encima.

Mientras nos agarrábamos para no caernos recordaba lo que ponía el prospecto, experiencia sensual y placentera, completa ingravidez, sin esfuerzo y movimientos deslizantes.
Veía la cara de terror de mi mujer, yo conseguí meter la uña del dedo gordo en la sábana y frené mi caída, pero ella se agarró a donde no debía y me la dobló, pero no logró parar y se empotró con la tele de plasma que cayó con estrépito, su dentadura partida rebotó y fue al orinal.
Mi grito no fue humano y al mirar hacia mi cosita vi como crecía hasta parecer una berenjena, mientras por el roto de la sábana se extendía el gel por toda la habitación y desaparecía por el pasillo.

Mi mujer se subió a la cama, me abrazó y nos echamos a llorar y en ese momento oímos un ruido fuerte de la puerta, pasos apresurados por el pasillo y un “papá, mamá, no hay nieve”.