ENCOMIENDA
Se va a enterar mi mujer, fornicar con un labriego
de la recogida de la remolacha y luego pasear por todo el pueblo con las
manchas rojizas en las sayas.
He sido el hazmerreir de todos los villanos de
Alfambra, -“disculpa Artal, pero tu esposa va perseguida por un moscón, es tan
dulce”-“Artalito, pon un poco de azúcar en tu vida, que te hace falta”.
He dejado bien claro en la instancia al Comendador del
castillo de Monte Gaudio, que imparta justicia y que los culpables de tamaña
felonía sean castigados en la picota de la plaza.
Y eso que Don Sancho Ladrón de Ahones, me toca los
cohon.., según Las Siete Partidas, estoy en mi derecho de matar o a los dos o a
ninguno, pero me ha dicho que si la crisis, que si el viaje a tierra Santa.
De tasas son mil maravedíes, encima de cornudo,
apaleado.
Esto sí que es un relato histórico y no lo que venden por ahí. Muy documentado y bien escrito, de verdad, aunque suena a coña. Alejandro, sinceramente creo que depuras tu estilo pícaro en propuestas cada vez mejores, como esta. Ya les vale a los abogados, no publicarlo en los de enero.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Pablo, pero tendré que terminar la carrera para que me publiquen.
ResponderEliminarUn abrazo