LA
SIESTA
-“Que se arrime un poco más al borde de la cama y así
entramos todos”. Recuerda que dijo en aquella siesta del verano del 60 a
cuarenta grados. Nuestros padres se echaban la suya y nos prohibían salir a la
plaza.
Lo primordial era el silencio, que de entrada se incumplía,
pues al momento las risas iban en aumento y terminábamos todos debajo de la
sábana.
Las idas y venidas de mi padre, cada vez más enfadado.
Nosotros, como al escondite inglés, sin mover y cuando cerraba la puerta otra
vez.
En un ataque de cosquillas el primo José se hizo una pitera al caer sobre la
bacinilla de porcelana.
Muy bueno, muy bien traída la siesta y los toques biográficos. Un abrazo.
ResponderEliminarQuién más, quién menos, hemos vivido estas historias. Siempre que tengas más de 60 años.
ResponderEliminarSaludos