Oposición
El Tribunal apreció cierta
rigidez en la mirada.
Pero fue desgranando los temas jurídicos que le habían
tocado en suerte, uno por uno y con una elocuencia tal, que el Magistrado presidente y los demás
quedaron absortos.
El bombo, un reloj sin horas, los
códigos, anchos de tanto uso, asistían
al examinado en el Aula Magna, oscura y fría.
En el momento que de su boca
salió “ius ad rem”, los ojos giraron en las órbitas a una velocidad endiablada
y repitió una y otra vez esas palabras mientras los miembros se removían
inquietos.
De golpe y de la espalda del
sujeto se oyó un muelle saltar.
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