viernes, 9 de agosto de 2013

CUARTO CONCURSO DE RELATOS BREVES - EUROSTARS HOTELS - PAQUETE ROMÁNTICO


                                                              PAQUETE ROMÁNTICO


Hace un día precioso en Madrid, desde la planta 14 del Hospital la Paz y frente a la ventana,  la visión de la ciudad es fantástica, se ven las cuatro torres y en una de ellas, el Hotel Eurostars Madrid Towers.
Si alguien entrara por la puerta me vería con los brazos abiertos como intentando acogerla  entre ellos, craso error, los tengo en sendos cabestrillos o aviones como se decía antes.

Estoy escribiendo con la única mano sana y libre que tengo y malamente, pues el resto o está escayolado o con vendajes. Pensaba haber pasado un día muy especial y con mucho sexo y lo único que noto en mi miembro es la sonda urinaria, uretral o de Foley.

Me molesta mucho y esta mañana cuando ha venido la auxiliar, que qué mala suerte tenía bigote y muchos más años que yo, se lo he dicho y ella me lo ha cogido sin miramientos, se ha dado cuenta que llevaba todavía puesto el anillo constrictor con vibrador clitoridiano,  que gracias a Dios se había quedado sin pilas y que por debajo tiene un cordón con una bolita de bronce para la estimulación anal y me lo ha arrancado de malos modos y me lo ha lavado con jabón que escocía y me decía que era para quitar el barrillo que se queda en el reborde de la sonda.  He estado por decirla que se quitara el barrillo que tenía ella en los belfos con piedra pómez.

Paquete romántico, ja, ja y ja.

Reserva desde hace un mes en una junior suite, con fresas con chocolate, botella de cava y desayuno buffet y sin saberlo ella, mi mujer, 60 años estupendos y 36 de casados conmigo. Creo que lo sabía, porque cuando me arrimaba me decía, el 3, el 3.

Sorpresa, se lo digo el viernes y esa noche, tampoco, mañana, mañana como el Mota.

Como la entrada era a las tres de la tarde, decidimos comer de camino, en una marisquería de Santa Engracia y allí cayeron unos albariños, se le había olvidado las gomas del pelo para el spa y entramos en un chino, le compré una braguita blanca sexy de puntillas por dos euros, yo notaba  una tensión en la entrepierna y deseaba estar ya en la habitación.

En recepción yo le decía a la señorita, venga, venga y me dice, vaya, vaya al lobby que le van a dar unas copitas de cava. Mi mujer, que rico y fresquito, hazme una foto y yo, mira, que no estamos para perder el tiempo.

Ella, que no está acostumbrada, estaba un poco achispada y yo ya no la entendía del todo y cuando entramos en la habitación, vacié todos los geles que había, también el de afeitar y empecé a llenar la bañera de hidromasaje, puse la música erótica que llevaba descargada desde un mes antes, abrí la botella de cava y nos tomamos otras dos copas. La dejé apoyada en el sofá y la desnudé.

Me fui a la habitación, hice lo mismo y volví como Capitán General con mando en plaza, bueno, como recluta presentando armas y con un anillo constrictor.

Me empujó al sillón, me dijo que esperara, se fue por la puerta del baño, volvió con la braguita en la cabeza y el cacharro con el chocolate caliente y las fresas, tropezó en un mueble y me lo volcó todo en la bandera izada.

El grito, aterrador, se debió de oír en todo el hotel, me miré y al vérmelo todo achocolatado, me incorporé en un santiamén, por momentos veía ampollas.

Me dirigí al baño y al ver la espuma, que empezaba a salirse por el pasillo, me metí dentro de la bañera y sería por los nervios o por el exceso de geles, comencé a correr como en las películas de cine mudo y al querer sujetarme me proyecté al exterior, hasta contactar con la televisión de plasma, que cayó estrepitosamente.

Mi mujer seguía en el sofá cuando por la puerta entraron el de seguridad, seguido de varias mujeres del hotel y algunos clientes de las habitaciones contiguas alertadas por el escándalo.

Yo tumbado, inhiesto todavía pero con un color como de cubano en el tono, no en el tamaño, miraba atontado, mientras me cogían entre varios y me bajaron en el montacargas para llevarme a La Paz.

Y aquí estoy, solo en la habitación, mi mujer dice que se avergüenza y que no viene y yo con ganas de hacer pis y con miedo de que venga la de antes.

Toco el timbre para que venga la auxiliar, al rato se abre la puerta y entra un armario de dos cuerpos de mujer y me dice con una voz de camionero:

-“Dobroye utro”.-“¿Chto s toboi?” *



                                                                                  *Buenos días ¿Qué te pasa?  En ruso

5 comentarios:

  1. de verdad cuanta imaginación , me parecío buenísimo, me reí cantidad, no se pueden hacer fechorías a ciertas edades jejeej, porque luego pasa lo que pasa,ese chocolate caliente uufffffffffff, que dolorrrrrrrr.
    Un beso y un poquito de hielo para refrescarjejej.
    Puri

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  2. Aunque no te lo creas Puri, hay mucho de autobiográfico, pero la sangre no llegó al Hall del hotel.
    Un beso

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Algunas cosas son verdad. Otras, imaginadas.
    Sigo avergonzada.

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  5. Pero me dejaste solo en el Hospital.
    Eso no se hace

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