RECICLAJE
Mientras su padre cerraba la tapa del contenedor, él, con un
palo golpeaba las manos de su madre y las manitas de sus hermanas pequeñas, que
luchaban por aferrarse al borde. Algunos dedos cayeron sobre la acera, los
recogió y entreabriendo un pequeño resquicio los introdujo de nuevo.
Los gritos aumentaron de tal modo, que aún estando lejos de
algún lugar habitado, hizo que padre e hijo, enfurecidos, destrabaran el contenedor
con ruedas, lo lanzaran pendiente abajo, lo llevaran al borde del precipicio e
introduciendo una botella prendida con líquido inflamable, lo precipitaran al
vacío. Gritos y risas se mezclaron.
Cantando, saltando y golpeándose los talones se perdieron.