miércoles, 30 de abril de 2014

RELATOS EN CADENA SER - 2014 - FERVOR


 
                                                                                   FERVOR
 

 

Mientras la impía lluvia borraba la rayuela, el cura del pueblo llevaba a la niña de la mano hacia la casa parroquial.
Las contraventanas se cerraban a su paso y en la esquina, tras el cristal, el tonto del pueblo se rascaba y de la taberna ascendía un griterío ensordecedor cuando las fichas de dominó golpeaban las mesas de mármol, pies de máquinas de coser y  lápidas antiguas del revés,  del cementerio viejo, que el dueño de la bodega cogió entre lo que quedó del traslado de los restos.
 

 María la hilvaná, Agosto 1966, murió de parto, reza debajo de donde juegan el médico y el farmacéutico.

domingo, 20 de abril de 2014

RELATOS EN CADENA SER - 2014 - PREMONICIÓN


                                       premonición
 

 Y regresé al cielo, el árbitro pitó el final del partido y los jugadores merengues elevaron sus brazos, eufóricos y se abrazaron.
 

Los azulgranas se dejaban caer al césped, sus preparadores se acercaban e intentaban animarlos, cosa difícil. Medio estadio gritaba y el otro callaba.
Un golpe en el codo y casi me doy con la mesa, qué despertar tan brusco, sobre todo al ver que había sido un sueño y que aún quedaban más de dos horas para el partido.
 

Cada minuto que pasaba hacía que el miedo me atenazara más. Pitido inicial.  Un retortijón y me dirigí al baño.

sábado, 19 de abril de 2014

VI CONCURSO DE MICRORRELATOS SOBRE ABOGADOS - 2014 - MARZO - RECICLAJE


                                                                                 RECICLAJE
 

Me jubilé, cerré la consulta de médico y mi ilusión de ser registrador como mi abuelo, empezó por estudiar Derecho.

Tengo méritos y edad suficiente para encajar en el baremo y me han admitido en la Complutense, mi preferida.
 

Me compré un bolso bandolera, como los compis  y  ahora voy cargado como una burra, con el portátil, códigos y demás zarandajas. Me canso mucho, soy el más viejo de la facultad, de los alumnos y profesores.
 

Con el avance telemático, me han dado un estumail, que no lo entiendo, porque esmimail.

Mi profesora se me acercó y me dijo que nos podíamos tuitear, le contesté que prefiero de usted.
 
 

Me dan con la pelota en la espalda, no me ajuntan  y el otro día me metieron entre los pies una tabla con ruedas y acabé en el hospital.

Ya no puedo estudiar derecho, seré solo un ciudadano torcido.
 

jueves, 17 de abril de 2014

RELATOS EN CADENA SER - 2014 - HOSPITAL DE NOCHE


                                                              HOSPITAL DE NOCHE
 

 
Le deseé que tuviera un buen turno y dándome la vuelta le dejé con los dedos índice y corazón tiesos y enguantados. 
 Mientras me abrochaba los pantalones abrí la puerta batiente de una patada y a voz en grito, avisé a los que estaban en la sala de urgencias de lo que les esperaba si  entraban, que había un tipo con bata, que lo primero que intentaba hacer, era sacarte sangre con una aguja de caballo y más tarde,  golpearte con un martillo por todo el cuerpo. 

 Señor Juez, yo no falté a nadie, lo peor vino después, quiso meterme el dedo en el culo.

domingo, 13 de abril de 2014

COTTOLENGO


                                                             COTTOLENGO

Desde el campanario de la iglesia del cottolengo, un cuervo mira a un hombre sentado en una piedra, si levantara el vuelo y se acercara vería que lleva traje, sombrero y bastón.


Está echando migas de pan a un grupo de pajarillos, que gorjean complacidos, cuando de repente y con un movimiento brusco de la mano, golpea con el bastón en medio de los gorriones, muchos escapan pero al disiparse el polvo quedan en la tierra dos o tres aleteando espasmódicamente. En ese momento, de entre las piernas del señor sale un gato negro grande con un ojo blanco y se lleva los cuerpecillos. Remigio, que así se llama, sonríe y comenta en alto “así se hace Lucifer “.

Estamos en 1953 y el Caudillo, Francisco Franco, quiere visitar Las Hurdes el año que viene. Remigio no quiere, porque puede interferir en su venganza que casi está terminada.

Recuerda: Si no llega a ser por Miguel de Unamuno en 1913, yo no habría nacido y todo lo que ha pasado y está a punto de suceder, no hubiera tenido lugar.
 


Pero el rector de la Universidad de Salamanca junto con Chevalier y Legrende, tuvieron que recorrer Las Hurdes, ver la escasez de todo, contarlo en el Imparcial y en libros, y más tarde, en 1922 convencer al Dr. Marañón para que la visitara como médico.
 


Se quedó estupefacto y convenció a las Cortes y a S.A.R. Alfonso XIII que debía ir y hacer algo pues faltaba de todo y estaban abandonados de la mano de Dios.
 


En 1922 el Rey con un gran séquito y a caballo recorrió en cuatro días la zona, Dio donativos y volvió a Madrid, donde creó el Real Patronato de las Hurdes.

Me estoy yendo por las ramas. Entre los que iban con el Rey,  había un clérigo que servía al Obispo.
 

Se encaprichó de una joven que le atendía en la posada de Nuñomoral y  abusando de ella la dejó encinta. Esa joven era  mi madre,  Remigia.

Durante la preñez, en el pueblo no fue molestada, pues era bastante frecuente lo acontecido ya que la promiscuidad era lo habitual.

Mi madre murió en el parto por la falta de médicos y de dineros y yo, Remigio,  fui recogido por una vecina que tenía otra criatura y nos amamantó a los dos.
 

Mi infancia ha sido muy mala, me pegaban los chiquillos, me llamaban el curilla y me hicieron trabajar hasta deslomarme.

En 1930 vi a mi padre por primera vez, venía acompañando otra vez al Rey. Al cura le dijeron quien era yo y se me acercó, me tocó la cabeza y me entregó un duro de plata con la cara de Alfonso XIII, yo lo guardé en la faltriquera y le miré con odio.
 


Me crié en la factoría de El Jordán, en Nuñomoral, en la escuela, donde recibí más palos que  una estera, del maestro que era un sádico.

En el dispensario médico donde la escasez de medicinas era enorme y la cintura del doctor también, me atendieron lo mínimo.

A finales de 1932, llegó a nuestra alquería un tal Dr. Albiñana desde Martilandrán, en condiciones deplorables. La gente se metía con él y yo con mis 10 años me hice su valedor.

Él a su vez, al año, me ayudó en una trifulca que mantuve con Luis Buñuel por la película y porque quería obligarnos a los muchachos a apedrearnos.
 


En 1933 el doctor Albiñana fue perdonado por el Gobierno y se fue a Burgos, me dio su dirección y me recomendó que huyera de allí.

Por entonces había conocido a una rapaza de mi edad, Josefa. Fue mi compañera de juegos y fueron los años más felices de mi vida. Me pusieron a trabajar con el jardinero, Doroteo, bruto, malencarado, casi no le entendía cuando me hablaba y me trataba a pescozones.
 

Josefita y yo correteábamos por el jardín y teníamos nuestros lugares secretos donde nos escondíamos de la realidad.

A principios de 1936, el jardinero nos pilló en el cuarto de los aparejos y cogió un palo del rastrillo y empezó a pegarme y me llevó al maestro que me castigó en la carbonera durante una semana.

Con el paso de los días se demostró que Josefita estaba embarazada y la encargada del dormitorio la llevó al dispensario, donde el médico Don Rodrigo Quiñones  decidió que ese niño no nacería. ¿Cómo lo hicieron?. No lo sé. A ella se la llevaron y no nos dejaron despedirnos.

Vino el jardinero y me hizo ir con él, llevaba un paquete y al llegar a la parte de atrás de los edificios y en la zona más alejada me lo tiró, se rompió y se deshizo cayendo los restos y el feto de mi hijo. Se reía, se reía. Me dijo, coge la pala y entiérralo. Me acerqué y al llegar a su lado le golpeé sin parar hasta que dejó de moverse. Los enterré juntos, alisé la tierra, planté unos geranios, fui a mi barracón, cogí mis pocas cosas y me marché de allí sin mirar atrás.

En Burgos, el Dr. Albiñana me recibió bien. No le conté nada y él no me preguntó, pues estaba muy preocupado con la situación de España. Se estaba fraguando un levantamiento de los militares y él, que era de ultraderecha y que además odiaba al gobierno que le había tenido apartado en las Hurdes, quería ir a Madrid.

Fuimos los dos. Él disfrazado de ciego y yo de su lazarillo. Contactamos con gente afín a su partido, pero después del 19 de julio lo apresaron, yo escapé.
 
 
 Luego supe que lo torturaron y le pegaron dos tiros.

Malviví durante los tres años de la guerra en Madrid.  Pasé hambre, aunque de eso ya sabía, y dormí en la calle hasta que me acogió una viudita joven en su pensión de la calle Atocha, cerca del hospital de San Carlos, sede de la facultad de Medicina.
 

Antes de terminar la guerra robé documentos en el instituto Cardenal Cisneros y me hice con el título de bachiller. Cambié de nombre y apellidos y con la ayuda de los amigos del Dr. Albiñana, en 1940 inicié los estudios de medicina. Trabajé en el Hospital de la Beneficencia y allí adquirí los conocimientos que tengo.

Me encontré por un casual con el Dr. Rodrigo Quiñones en un mesón cerca del mercado de San Miguel e intimé con él. Yo había cambiado mucho, tenía perilla y treinta años y no me reconoció. Estábamos en 1952 y me contó que le habían  nombrado Director Médico del Cottolengo (especie de asilo, dispensario u hospital) en un valle entre Martilandrán, la Fragosa y el Gasco y que tiene como misión atender a los desfavorecidos de la región, gracias a un jesuita, el padre Jacinto Alegre.
 

Había  venido a Madrid a por el nombramiento, se alojaba en un hostal de la calle Mayor y le dije que había que celebrarlo. Le invité a seguir  bebiendo y cuando ya no podía más, me dirigí con él hacia el arco de Cuchilleros y en un escalón, le senté.
 


 Eran las doce de la noche y sacando mi estuche de cirujano que siempre llevaba conmigo y de él el bisturí se lo pasé de un lado a otro del abdomen, tapándole la boca.
 Como si fuera una artesa de la matanza que se cae, se desparramaron entre sus piernas los intestinos con un hedor que me provocó náuseas, pero le dije mientras me miraba con horror “¿ te acuerdas de Josefita  y de mi hijo?. Murió lentamente, pero ya sabía quién era yo.
 


Cuando convocaron la plaza otra vez, me presenté y la conseguí. Nadie quería ir desterrado a las Hurdes. Preparé mi baúl y en un autobús muy viejo y lleno de pueblerinos me dirigí hacia  Salamanca, pues quería entrar por la Alberca.

Me recibieron muy bien y preocupados por las noticias de la muerte del director acaecida en Madrid. Me acomodaron en un apartamento pequeñito de un dormitorio y un despacho con aseo, en el edificio principal.

Nadie me reconoció, además cambié mi nombre por Fernando, cuando el título de bachiller y así he seguido durante la carrera de medicina. De las personas que conocía, el maestro murió alcoholizado y quedaba la mujer, que llevaba el dormitorio de las niñas y que ahora era la gobernanta del cottolengo.

Mi padre, el cura, era el obispo de Plasencia y decidí que sería el próximo.                
  En este momento de mi recuerdo, me levanto de la piedra y me dirijo hacia el despacho. Tengo que preparar todo muy bien, no debo dejar cabos sueltos. El destino me da la oportunidad de vengarme.

Franco viene dentro de un año, tengo que terminar antes. Mañana empiezo la cacería. Me voy a Plasencia.

Alquilo una habitación en la plaza, desde donde veo por la ventana al Mayorga, dando las campanadas del ayuntamiento. Salgo en busca del obispo y me dirijo hacia la casa de enfrente de la catedral, la del Dean y espero pacientemente su salida.
 


 Al anochecer sale sólo y se dirige hacia la calle del Sol. Entra en un portal y cierra detrás de él. Al rato, una mujer llama con los nudillos y se abre un poco la puerta y entra. A las dos horas, la joven sale y desaparece rápida por una bocacalle. Corro, golpeo y abre diciendo “Que pasa, que quieres ahora”, meto la pierna y empujo fuerte, le golpeo y cae desvanecido.

Cuando despierta, está atado en la cama y desnudo, la boca amordazada y los ojos desorbitados, moviendo la cabeza de un lado a otro. Me acerco a su cara y le digo “papá, he venido a devolverte algo tuyo”. Y sacando el duro de plata de Alfonso XIII se lo coloco en el pecho. Cojo mi estuche de cirujano y de él el bisturí y agarrando los genitales con la mano izquierda los corto de un tajo, bueno de dos y se los pongo encima. Sangra mucho, intenta chillar pero va perdiendo la fuerza mientras yo le miro desde cerca. Adiós papá.

A la semana llega la noticia al Cottolengo y yo estoy pensando ya en la gobernanta, mi próxima víctima. Entonces  llegan tres hermanas Servidoras de Jesús y entre ellas, mi Josefita, humilde y sin levantar la mirada del suelo. No me reconoce y yo no digo nada para que nadie sospeche.
 


Doy la orden de que quiero entrevistarme por separado y en mi despacho, con el nuevo personal. Cuando recibo a sor Josefa, la tranquilizo y le digo quién soy. Entonces, se abraza a mí y se echa a llorar. Entre hipidos me cuenta sus desgracias. Tardó en recuperarse de la hemorragia, después la llevaron a un convento y no la dijeron nada de mí  y durante todos estos años ha pensado en nosotros.

Le convenzo para huir a Portugal y lo preparo todo. Consigo el máximo dinero y un día con la excusa de ir a la alquería de El Gasco, nos escapamos sin volver la vista, sin sentir ningún remordimiento y pensando que el futuro empieza para nosotros.
 

Las injusticias de los hombres, producen monstruos.

RELATOS EN CADENA SER - 2014 - DESPEDIDA


                                                                                                 DESPEDIDA
 

 Le deseé que tuviera un buen turno, me besó en la boca y se pegó a mí. Olía a jabón y a loción de afeitado, me susurró  que cuándo tocaba y le dije, quizás mañana. Un frenazo más fuerte y un chirrido de las ruedas hicieron que se apretara más todavía.
 
 
Le separé, una carrera y casi se me cierra la puerta del vagón. Salí y como un fogonazo, vi la mochila que estaba a nuestros pies y que no le había comentado a él.
 
 

Me di la vuelta, un pitido largo y por la ventanilla vi su mano alzada y una gran sonrisa en su boca.
 
 

miércoles, 9 de abril de 2014

RELATOS EN CADENA SER - 2014 - BUCLE


                                                               BUCLE
 
Luego cruzó el pasillo, bajó al sótano y mató al prisionero.
 
Mientras limpiaba la sangre que impregnaba la habitación, notó un pálpito en la entrepierna al recordar a la mujer que había dejado en la cama, voluptuosamente desmadejada entre las sábanas de raso, que despreocupadamente enseñaba sus morbideces y le hacía señas de que volviera. 
 Arrastró el cadáver amontonándolo junto a los que ya estaban en el rincón. 
La cantidad de brazos y piernas semejaban varias Shivas abandonadas y esta imagen le provocó una nueva erección, se dio la vuelta, subió las escaleras del sótano y luego cruzó el pasillo.
 

domingo, 6 de abril de 2014

RELATOS EN CADENA SER - 2014 - ACTO DE AMOR


                                              ACTO DE AMOR
 
Luego, cruzó el pasillo, bajó al sótano y mató al prisionero de deseo del que estaba atenazado, acostándose con ella.
La pasión inundó los bajos del edificio y los suyos, en un orgasmo lento, suave, pulsátil y que fue decayendo en una laxitud extrema  entre los cojines y colchones viejos que llenaban el suelo.
 
 
Ninguno de los dos dijo nada, ni un ay, fue un polvo silencioso, como el que cubría los muebles abandonados, nada que ver con el silbido de las bombas y de las explosiones consiguientes,que en el exterior,  ponían la música quizás al último acto de amor.
 

Se abrazaron, fueron uno y un zumbido les acompañó.

jueves, 3 de abril de 2014

II CERTAMEN MICRORRELATOS MERCADO ACTUAL - 2014 - RECLAMACIÓN

 

 

                  54. Reclamación. Por Epífisis

Microrrelatos Mercado ActualEstimados señores, les escribo desde mi portátil una queja por el pedido que les solicité. Si mi memoria no me falla, les indiqué que como no se me pone dura, quería un tratamiento para ello, pero no sé, si por un error del distribuidor o del encargado de los envíos, me han suministrado un laxante muy potente.

Probé el medicamento con mi pareja actual, a la que quería sorprender y vaya si lo hice, al colocarme encima y al primer esfuerzo se me relajó el esfínter, pringándola a ella y pintando de gotelé la pared de detrás.

Me ha dejado.


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2 comentarios on 54. Reclamación. Por Epífisis

  1. MERCAMIC2013 dice:
    Epífisis gracias por participar. Sentimos que ye encuentres en tan desaliñada situación, dinos qué podemos hacer para remediar la escatológica situación.
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