viernes, 27 de mayo de 2016

LA MALDICIÓN DE LA PERLA NEGRA – EPÍFISIS - ENTC - MAYO 2016

 

26. LA MALDICIÓN DE LA PERLA NEGRA – EPÍFISIS

 
 
                       
Mishishi, mi mujer, era pescadora Ama y mientras yo salía a faenar al Pacífico Norte, bajaba a 25 metros en inmersión libre como apneísta a recoger ostras perlíferas.


 La recuerdo a la entrada de la cabaña, con su cesto de mimbre entre las piernas, desnuda y con su cuchillo abriéndolas y haciendo una incisión en el molusco, rebuscar en su interior y la sonrisa en su cara de porcelana al extraer una perla, que se introducía en la boca para limpiarla.


 Separaba en un cuenco las vendibles y en otro las negras para su collar.


 Las enhebró con un hilo de seda largo y varias vueltas y solo con el collar, caminaba por la casa, rápida, sutil, invitándome a poseerla.


 Cuando hacíamos el amor, me encantaba chupar a la vez perlas y pezones, igual de negros.
A veces para llegar al orgasmo entraba en apnea, me gustaba y su cara pasaba de un cutis nacarado a un rojo pasión.


 Aquel día, su rostro pasó a cerúleo y al intentar revivirla, el hilo se rompió y las perlas cayeron al futón y de ahí al tatami y cuando el tintineo y el rodar cesaron, se hizo un silencio sepulcral.


 

2 comentarios:

  1. Qué derroche de perlas!!! Con lo que a mi me gustan..

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  2. Mucha perla para la ocasión,mejor dejarlas en el joyero.
    Besos Epi.
    Puri

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