jueves, 18 de julio de 2019

HORROR NAZI - ODESSA


                                                                                 ODESSA





En el patio, un montón de músicos con pijamas a rayas, que a duras penas pueden con los instrumentos, interpretan la cabalgata de las Walkirias.




Apoyado en el alféizar, sin guerrera, un SS observa complacido como un suboficial se acerca al portador del trombón que ha caído de rodillas y le da una patada.

Remata con un tiro de la luger.




Mientras, una columna de ancianos, mujeres y niños se dirigen al barracón con chimenea.



Fatigado, enciende un cigarro con su mechero de oro y se da la vuelta.



Soltero, sádico y homosexual, se dirige al preso que yace desnudo en el suelo.

Lamenta que no haya aguantado la tortura, la sangre encharca el despacho.

Siente que su tiempo se está acabando, la guerra se está perdiendo.



Dobla la campana de Dachau, la música enmudece y un clamor se eleva hasta sus  oídos.

Se acerca a la ventana, en el patio, presos y guardianes luchan a muerte, los disparos y ráfagas crean el caos. La abre y oye, Hitler ha muerto, Hitler ha muerto.



Corre hacia el teléfono, le da a la manivela, saca una carterita del bolsillo del pantalón, se ajusta el monóculo, marca, espera y dice:

¿Odessa?


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