lunes, 26 de agosto de 2019

LA CALLE DEL SABOR

                                                             LA CALLE DEL SABOR


Madrid 1853, enero. Hace mucho frío, son las cinco de la tarde y ya casi es de noche, Don    
Francisco Asenjo Barbieri acelera el paso y con un solo movimiento de muñeca hace revo-
lotear la capa y queda perfectamente embozado.
Tiene hambre y al pensar en que ha quedado en Lhardy, nota un ruido de tripas tal, que se gira y mira si alguien le ha oído, solo ve la carrera de San Jerónimo, oscura, con la luz titilante de las farolas y ese brillo en los adoquines.
Necesita el libreto que le tiene prometido Ventura de la Vega desde hace varios meses. Sin él, no puede empezar la nueva Zarzuela, además quiere aprovechar para que le cuente el incidente del cura Martín Merino con la reina Isabel II. Los rumores en el mentidero que es el Madrid de este siglo son tan diversos, que es imposible tener uno por cierto.
Le cae bien Ventura, desde que escribió “ el hombre de mundo”,  una de las frases del libro ha quedado como muletilla y se repite hasta la saciedad. En relación a un asunto de celos y cuernos la gente dice: Todo Madrid lo sabía, todo Madrid menos él.
Según sube por la carrera de San Jerónimo, en una calle a la izquierda, ve multitud de reclamos de restaurantes, esta noche si puede, pasará a cenar por aquí. Le llaman la calle del sabor.
Barbieri, que entre otras muchas cosas es entendido en gastronomía, ha oído hablar mucho y bien y quiere conocer todos los garitos que hay en este lugar.
 Lhardy, 1853, enero. Buenaventura de la Vega está sentado ante una mesa metálica con una encimera de mármol, que tiene mil heridas en su superficie, frente a la cristalera, con vidrio biselado y cortinillas que da a la calle. Encima, su vaso triangular con burbuja en la base, de capacidad como de una onza, con liquido de color verdoso y una cucharilla con agujeros con un terrón de azúcar y al lado una jarra de agua fría.


                                                           
Piensa, que después del cocido que se ha metido entre pecho y espalda, el segundo absenta que lleva le empieza a embotar los sentidos y que como no venga pronto Barbieri, el libreto de “jugar con fuego” que le ha hecho para una zarzuela se lo va a tener que comer con patatas.
Ser maestro de la Reina Isabel II, asistir a las reuniones del Parnasillo, del Ateneo y del Teatro Real y llevar esa vida licenciosa y de crápula le van a llevar a la tumba antes de tiempo.
Barbieri le cae bien, es inteligente y pertenece a diferentes Academias, se hace llamar el maestro bandurria y conoce al todo Madrid de la época. Entonces le ve entrar, empujando con esfuerzo la pesada puerta y caminando hacia su mesa, se sienta  en la silla vacía.
Pide otro absenta para él, ya que a las cinco de la tarde en casi todos los cafés se producía
l’heure verte (la hora verde ), imagen del movimiento bohemio en toda Europa.
          


                                                                   
Mientras Barbieri entra en calor, comentan que la absenta fue primero, un elixir antipiré-
tico de Pernod que usaban las tropas francesas y que contenía además de aromas de la planta Artemisia  Absinthium, Artemisia póntica, flores de hinojo, anís, hisopo, melisa, raíz de la angélica, hojas de cálamo, hojas de dictamnus, cilantro, verónica, hojas de enebro, nuez moscada, regaliz y diferentes hierbas de origen montañoso. Ríen, pues con todos los componentes que lleva, no es de extrañar los efectos alucinatorios que produce el abuso de su ingesta.
Comentan el ataque del cura Merino con un estilete a la Reina y de que ha sido ajusticiado con premura, y quedan para el sábado en el palco del Teatro Real con todos los amiguetes.
Ventura le entrega el libreto, ya no sabe quién es y no recuerda si es él quien tiene que pagar a Barbieri o al revés.
Años después, en 1865, se le da por muerto y el diario “la correspondencia” publica su obituario. Se presenta Buenaventura en sus funerales al día siguiente y proclama que el periódico se ha equivocado, evidentemente.
Poco días más tarde, muere y el diario escribe en portada “ por fin ha muerto Ventura de la Vega”.
Cuando paseamos por el Madrid de las Letras o el Madrid de las Musas, hay que levantar la mirada hacia las fachadas y leer las placas, Zorrilla, Cervantes, Larra , etc. Ventura de la Vega tiene su lugar en esta calle tan castiza, tan romántica y  tan bohemia.
 

domingo, 21 de julio de 2019

ZENDA#HISTORIASDEVIAJES - MI ÚLTIMO VIAJE


                                                MI ÚLTIMO VIAJE



Desde hace dos minutos, todo el mundo se ha vuelto histérico. La azafata ha intentado tranquilizarnos con que íbamos a realizar un amerizaje  de emergencia, pero no la han dejado terminar.

Muchos se han levantado, unos a coger el equipaje de mano, otros se han colocado el chaleco y lo han hinchado, vamos hacia abajo a mucha velocidad, algunos han salido por encima de los asientos hacia la parte trasera del avión.

Intento hablar a la grabadora pero mi mujer no para de sollozar, me agarra del brazo y no me deja, que si el amor, que si los hijos….

Cállate, no te quiero, me tienes harto, vamos a morir y yo  este viaje no lo deseaba, era un capricho tuyo.

Toda la vida pensando que en una situación así los pasajeros nos comportaríamos como depredadores y no como  personas civilizadas. Acerté.

Cada vez más deprisa, seguimos bajando, tiembla todo el aparato, los objetos vuelan por doquier golpeando a  los pasajeros.

Mi mujer quiere salir pero yo no la dejo, nos deben quedar tres o cuatro minutos antes de morir, no tengo miedo, peor sería quedar inválido. Mi mujer me sigue diciendo que me quiere.

Por fin, tenía ganas de decirte lo que pienso de ti………………….

viernes, 19 de julio de 2019

A PROPÓSITO DE UN CASO


                                                                            A PROPÓSITO DE UN CASO





La definición de vulva hoy día ha cambiado, comprende unos genitales femeninos de rostro lampiño, piel rosada, incólumes formas ovaladas y un tímido clítoris.


Dirijo una clínica de Cirugía Genital y Labioplastia  y no estoy de acuerdo, se lo digo a todas mis pacientes, las vulvas son siempre bonitas.



Hay vulvas pelirrojas o de un azabache ensortijado, con piercings o depiladas en variopintas formas geométricas, pulposas o de corte anguloso, simétricas o con cierta cojera lateral y clítoris hermosos o no.


Los medios, la moda y el porno tienden a separar unas vulvas buenas o bellas –rosadas con labios pequeños– y otras malas o poco atractivas».


Dicho esto, presento a este Congreso mi último caso clínico.
Entró en mi consulta una mujer caucásica, atractiva, de unos treinta y tantos años y nada más sentarse se echó a llorar. Dejé que se tranquilizara y me contó que estaban a punto de echarla del trabajo.
 En un club, toda las noches realizaba malabares diversos terminando su actuación con la introducción en su vagina de varias pelotas de ping pong que luego expulsaba con maestría.


 Últimamente notaba falta de fuerza y parecía más una gallina poniendo un huevo que un  cañón disparando.
Pasamos a la sala de exploración y la coloqué en posición ginecológica y al asomarme me di de bruces con los belfos del camello de Melchor.
Me puse el guante de látex e introduje dos dedos preguntándole si le hacía daño, me  sonrió y me dijo que hasta hacía  poco, era capaz de quitarme el guante con su musculatura vaginal.
Hubo que operar. Reforcé con anillos de músculo estriado las paredes y recorté con bisturí eléctrico las excrecencias de los labios menores.


Meses después, acudí una noche al club donde actuaba y me situé en la última fila, amparado en la oscuridad.
Estuvo espectacular y al final se quitó la braguita de lentejuelas, se introdujo las pelotas y disparó.
La que cogí al vuelo la observé a la luz de la vela, ponía
            “I LOVE, DOC “


jueves, 18 de julio de 2019

HORROR NAZI - ODESSA


                                                                                 ODESSA





En el patio, un montón de músicos con pijamas a rayas, que a duras penas pueden con los instrumentos, interpretan la cabalgata de las Walkirias.




Apoyado en el alféizar, sin guerrera, un SS observa complacido como un suboficial se acerca al portador del trombón que ha caído de rodillas y le da una patada.

Remata con un tiro de la luger.




Mientras, una columna de ancianos, mujeres y niños se dirigen al barracón con chimenea.



Fatigado, enciende un cigarro con su mechero de oro y se da la vuelta.



Soltero, sádico y homosexual, se dirige al preso que yace desnudo en el suelo.

Lamenta que no haya aguantado la tortura, la sangre encharca el despacho.

Siente que su tiempo se está acabando, la guerra se está perdiendo.



Dobla la campana de Dachau, la música enmudece y un clamor se eleva hasta sus  oídos.

Se acerca a la ventana, en el patio, presos y guardianes luchan a muerte, los disparos y ráfagas crean el caos. La abre y oye, Hitler ha muerto, Hitler ha muerto.



Corre hacia el teléfono, le da a la manivela, saca una carterita del bolsillo del pantalón, se ajusta el monóculo, marca, espera y dice:

¿Odessa?


martes, 16 de julio de 2019

UN RECUERDO VERANIEGO DE ENTC



                                 DUCHAS CALIentes
 
 
Preferiría no hacerlo, pero en cuanto pongo la música y el agua tibia empieza a caer sobre mi cabeza, sé que terminaré como siempre. El jabón me va llenando de espuma el cuerpo y la suavidad de mis manos sobre él, hace que mis terminacion es nerviosas despierten.

 

 
Me recuesto en las baldosas y dejo que el agua dibuje surcos, que el chorro en los pezones me los erice y me demoro en ellos pues me conozco muy bien y sé lo que me gusta.

 


 Con las manos arrugadas, mojadas y enjabonadas, me dedico a recorrer los recovecos, los pliegues y el ansia y el deseo se precipita en un jadeo silencioso, mío, secreto, siento que mis dedos se deslizan por el muslo arriba y abajo, rodean la ingle y se quedan un rato y vuelta a empezar.
 


“Je t’aime moi non plus”, está a punto de terminar, la música inicia un crescendo, la voz de Gainsbourg se acalla, silencio de voces, roto por los susurros de la Birkin que entran en mi seso, llegan a mi sexo y acabo con ella.
 
La vela titila, como yo y me siento en el borde. Me enfada mi debilidad, preferiría no hacerlo.

martes, 2 de julio de 2019

ÚLTIMA FILA


                                                                             ÚLTIMA FILA







Temblamos tanto, que las palomitas se derramaron sobre las piernas.

 El payaso agarró la mano del niño desde la alcantarilla, todos en la sala gritamos  al unísono, habíamos entrado en un pánico colectivo por los sustos continuados.



Pensé que en la fila de los mancos, tendría una oportunidad con mi chica, pero las cosas no iban como había planeado.



Aunque no podía quitar los ojos de la pantalla, notaba como unas manos se afanaban en recoger las cotufas.



Cuando mi temblor se convirtió  en espasmos, acercó su boca a mi oreja y me susurró, que eso, ya no era una palomita.


lunes, 1 de julio de 2019

CORTEJO SENSUAL


                                                                                    CORTEJO SENSUAL


En medio de la barahúnda del pub, con gente disfrazada, la música española de los 80 en directo muy alta, me encuentro disfrazado de Drácula, sentado  a una mesa con mi copa.



En los 22 años que viví en Las Palmas, no solía estar parado,  bailaba y me metía con otras mascaritas. Desde los sesenta y tantos que tengo ahora,  observo y mi mirada recorre el local. Parándome,  ora en una pareja de bailarines, ora en la juerga de algunos amigos de copas que gritan por no entenderse.



A cierta distancia, en la barra, un foco iluminaba a una pareja sin disfrazar, él peinaba canas, ella atractiva, como si la luz creara un aura que los separase de los demás mortales. En su cápsula, la música era otra, estaban solos y de pie.  Se movían a un compás lento, sutil, erótico, ese que hace que nos aproximemos o alejemos  casi sin contacto y que se convierte en un juego eterno.



La sonrisa de él, le hacía parecer más directo, más depredador. La sonrisa de ella, más felina,  hacía que no se  supiera quien era la presa.  Sus manos como zarpas,  bailaban alrededor del cuerpo del macho sin tocarlo, enervándolo aún más.



Estoy asistiendo a la conversión del cortejo sexual de los documentales de la 2, en uno sensual.  Más largo, quizás porque vienen de otras historias. Lo más seguro, porque en las  segundas oportunidades, algunas cosas se cuidan más.



Como un voyeur, embelesado por el ritual  de ataques y huidas, besos y caricias, tengo envidia sana y noto un pálpito en mi bajo vientre.

Se marchan. Me acerco.



María y Rubén, felicidades.







PADDY FOX’S. NOCHE DE HALLOWEEN 2018