LUCIFEr
Lleva horas durmiendo en su cunita; como un ángel, caído y borracho, el padre está limpiando la sangre del
suelo, mientras los pies de ella sobresalen de la alfombra semienrrollada.
El gorgoteo del bebé le está poniendo histérico, nunca pudo
soportar las malas noches, los lloros y los vómitos. Chilla, le despierta y
empieza a berrear, le tira uno de los trapos
encima y zarandea la cuna, le dice que la culpa es sólo de su madre por
quedarse preñada.
Se levanta, agarra un cojín del sofá y se acerca para
terminar con él, se oye un golpe y cae sobre la mesa, rompiendo el cristal
grueso biselado.
Buen relato Epifisis, mantienes el suspense hasta el desenlace final.
ResponderEliminarBuen trabajo. Un saludo.