viernes, 1 de abril de 2022

LA CARTA - ENTC

 

LA CARTA – EPI

Me siento en mi butaca.
Coloco la carta encima de la mesa camilla.
No tiene remite, quizás no quiera un reencuentro.
Mi nombre y la dirección están escritas con una letra que no conozco.
En una esquina, pone querido hermano.
Me doy cuenta de que estoy llorando, porque una lágrima ha caído sobre querido y la tinta se está diluyendo en lenguas azuladas.
Debajo del cristal, enmarcada por hojas rojo-amarillentas del Campo Grande, está la foto de mi hermana, un año antes del suceso.
Del bolsillo de mi batín, saco el reloj infantil que llevaba aquel día, está parado en la hora en la que ella desapareció.
Lo coloco al lado de la carta y miro hacia mi reloj de pared.
Por extraño que parezca, le faltan unos minutos para que coincida con la hora maldita.
El destino quiere que la lea en el mismo minuto.
Mis dedos nudosos por la artritis intentan abrir la solapa de la carta.
No puedo, está muy pegada. Cojo el estilete y lo introduzco por un borde.
A punto de abrirla, un ruido me sobresalta y me hiero en la otra mano sangrando copiosamente.
El timbre de la puerta no deja de sonar.

TRAGALDABAS - ENTC

 

06. TRAGALDABAS – EPI

Una tarde de septiembre de hace 55 años, llevé a mi hermana pequeña a la feria de Valladolid.
Al llegar al Campo Grande, en mitad de la explanada, estaba un gigante tumbado con la boca abierta, Gargantúa se llamaba.
Mi hermana me apretó fuertemente la mano y se escondió detrás de mí.
Se oían las risas de muchos niños, qué hacían cola para subir por las escalerillas hacia la boca del monstruo.
Tiraba de mí hacia atrás y yo intentaba que no tuviera miedo, que era muy divertido.
Nos pusimos detrás y cada vez que entraba un niño por la boca, esta se cerraba con gran estruendo.
Cuando llegó nuestro turno, la empujé hacia dentro, se cerró la boca y salí corriendo hacia la parte de detrás.
Juro que no tardé nada, pero al rato, salió un niño y otro y mi hermana no apareció.
Hablé con el encargado del tragaldabas, se avisó a la policía, se desmanteló la atracción y en el entramado de madera se encontró uno de los zapatitos de ella.
No hubo explicación, solo culpa, hasta el día de hoy, en que he recibido una carta.

15 RESPUESTAS

  1. Ángel Saiz Mora

    Una historia terrorífica, con niños como protagonistas y un gigante lúdico, que encierra un misterio. Con razón la muchacha no quería meterse ahí dentro. Sin embargo, no todo es tan espeluznante, la carta de la hermana desaparecida suaviza el drama, aunque aviva el misterio para el que surgen muchas preguntas: ¿Cómo le fue? ¿Dónde fue a parar?
    Una historia gigantesca que deja con ganas de más.
    Un abrazo y suerte, Epi

  2. Luz

    Lo que empieza con un relato de un juego que todos conocemos de nuestra infancia, pasa a tener ese punto trágico con la desaparición de la niña y luego esa carta misteriosa…
    Sólo falta un
    Continuará…..

  3. Un relato genial, Epi. Recuerdo haber visto ese gigante tragón hace tiempo, en algún lugar. Nunca lo usé. Nunca le miré directamente a los ojos, creo. Ahora ya sé porqué. Me ha encantado como has ido acercándote y lo bien que todo está descrito. Maravillosa historia. Suerte y abrazos.