Suena el despertador, tengo tiempo.
No tengo COMPAÑERO desde hace
años, pero me gusta dormir desnuda y sentir mi cuerpo caliente bajo el edredón.
A las 10 tengo cita con el ginecólogo para la revisión de una úlcera del cuello
del ÚTERO y no sé cómo voy a reaccionar.
Es muy joven, cariñoso, quizás
demasiado, pero me encanta. Yo tampoco estoy mal. El último día me exploró los
pechos minuciosamente, intenté no excitarme, pero me noté humedecida.
Ya en la mesa de exploración me
cogió con delicadeza de los muslos para colocarlos en las perneras acolchadas.
Según estoy recordando, bajo mi mano y me noto mojada, me acaricio y vuelvo a
él.
Se sentó delante, yo atisbaba por
encima de la sábana, con la lámpara frontal con una luz fría y blanca, me
recordó a un MINERO y cómo se puso los guantes, parecía que ya, sus dedos gruesos
me acariciaban.
En este momento ya tengo mi dildo
dentro y me muevo y vuelvo a él.
Entró con el índice y el corazón
y no hizo falta más.
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