RELATOS, CRÓNICAS, VIVENCIAS, OPINIONES,CUENTOS,SUSURROS,HISTORIA,AMORES, DESAMORES, BIOGRAFÍA, YO.
lunes, 12 de octubre de 2020
miércoles, 7 de octubre de 2020
lunes, 5 de octubre de 2020
domingo, 4 de octubre de 2020
lunes, 3 de agosto de 2020
EL MARTILLO DE HELIO
En el Museo del Prado, un día, delante de La Fragua de Vulcano, estaban como siempre, Apolo o Helio, Vulcano, los Cíclopes y de golpe, vino a mi memoria, como un flash, Heliodoro y su mazo de acero. Aunque no tenía nombre la herramienta, en su fuerza se parecía a Mjolnir, el martillo de Thor.
Heliodoro era el criado
de mi padre, al que cuidó, desde su nacimiento hasta su muerte. Aún le recuerdo
junto al féretro, con la boina en las manos, la cabeza baja y llorando en silencio.
Camisa blanca, abotonada hasta el cuello y pantalón de pana marrón, en los
pies, unas alpargatas de esparto. El pelo escaso y pegado al cráneo,
blanquecino, la frente arrugada que en la cara se convertían en surcos.
Surcos que siempre me
recordaron a los canales del huerto, que cuando yo le acompañaba, sacábamos
agua del pozo con el motor y luego con el azadón íbamos quitando diques y
poniendo otros, para dirigir el agua a los pimientos o a los tomates.
En el cementerio, al
tapiar el nicho, en el rostro de Heliodoro sus lágrimas fluían por sus surcos.
Mi padre y su criado, se
querían, no tenían nada que ver con los personajes de los santos inocentes de Delibes.
He vuelto a recordar a
Helio con una introspección retrospectiva y he llegado a mi sistema límbico,
donde residen mis recuerdos más primarios, olores, ruidos o visiones.
Estoy en Extremadura, un
agosto de los años cincuenta, me encuentro sentado en el patio, en un poyete que arde. No sé los años que
tengo. Pero huelo, oigo y veo, siento.
Enfrente, está Helio
intentando romper una pila de granito, de las que usan para abrevar las
bestias, con un gran mazo.
Un olor a sudor rancio me
invade, está con un pantalón de pana muy roto y una camiseta mugrienta.
Un siseo mientras la maza
sube y la mano derecha baja por el palo para juntarse con la otra, luego, silencio
mientras su cuerpo se arquea. Todo el
patio se paraliza.
Entonces inicia un movimiento
hacia delante, con un ruido sordo que crece hasta golpear la piedra con un
sonido brutal que hace saltar chispas y esquirlas alrededor, la mano derecha
junto al hierro otra vez.
Y así, una y otra vez, en
una sucesión de golpes, olores, mientras la pila de granito se va deshaciendo poco a poco, trozos rodean mis pies, que al
cogerlos desprenden calor.
No lleva la boina, pero
sí una colilla de cigarro en la comisura que ni se cae ni se consume y parece
perderse entre los surcos. Me asombraba la agilidad al ver como unas manos
enormes, liaban unos cigarrillos con un papel amarillento, donde depositaba el
tabaco de picadura que arrancaba de un cuarterón. Lo llamaba caldo de gallina y
se reía.
Una vez, al golpear se
paró, su cabeza y su pelo pegado refulgía como Apolo, el sol detrás mandaba
rayos en todas direcciones y volví al museo.
jueves, 9 de abril de 2020
viernes, 13 de marzo de 2020
miércoles, 16 de octubre de 2019
PECECILLO DE PLATA - ZENDA - HISTORIADEANIMALES
PECECILLO DE PLATA
viernes, 11 de octubre de 2019
HISTORIASDEANIMALES - ZENDA - FILOMENO
FILOMENO
viernes, 27 de septiembre de 2019
MARRÓN GLACÉ PARA ENTC
MARRÓN GLACÉ
18 Respuestas
domingo, 1 de septiembre de 2019
Primer Premio en Categoría Ciencias de la Salud “I Concurso de microrrelatos médicos AMIR”

Ganadores del “I Concurso de microrrelatos médicos AMIR”
Muchísimas gracias a todos los participantes, a los seguidores de CITA EN LA GLORIETA y TOPmicrorrelatos, por vuestro apoyo en las redes, y a Ana Grandal, Rodrigo Prieto Aldape y Osvaldo Reyes, por acompañarme en el jurado de este concurso tan especial para mí.
Javier Alonso García-Pozuelo, Presidente del Jurado
PREMIADOS EN CATEGORÍA GENERAL
Elena Bethencourt Rodríguez
Detrás llega Olga, sin llamar, me enseña sus heridas y me pregunta cuánto falta para irse. Menos, le respondo —por decir algo— y le pongo vendajes nuevos, a sabiendas de que es inútil.
Unos minutos después aparece Manuel —por tercera vez hoy— con la misma dolencia de siempre. Se queja de que su situación no ha mejorado nada aquí. Tiene razón, de hecho ha empeorado. Le digo que no se preocupe, que solo está desorientado y confuso, como todos, pero que pronto verá la luz.
Así pasan los días. Unos se van y otros llegan. En realidad no puedo ayudarles, pero no me cuesta nada atenderlos, aunque sea así, intercalados entre los pacientes de verdad, por lo menos hasta que sus almas salgan de Urgencias.
“I Concurso de microrrelatos médicos AMIR”
Rafael Olivares Seguí
“I Concurso de microrrelatos médicos AMIR”
Ana Pilar Gros Mostajo
Los bombardeos diarios de esta maldita enfermedad me deterioran, inexorables, sin afectar en forma alguna a mi mente. Mi enemigo usa armas de destrucción masiva, pero selectivas en sus objetivos. Es lo más terrible de todo. El único que se da cuenta de esto es mi marido. Pobrecito mío… veo cómo me mira, con inmensa ternura. Cómo me cuida, cómo me limpia, con extrema delicadeza. Él también es una víctima, un daño colateral.
Años atrás, cuando aún me quedaban tropas de asalto para encarar las batallas, le hice prometer que si llegado el momento de capitular no podía levantar yo la bandera blanca, él lo haría por mí.
Hoy, usando mi albedrío como única arma, siendo capitana de mis propias voluntades, le he pedido, implorante, con mis expresivos ojos verdes, que sea mi instrumento. Que me ayude a rendirme. Voy a entregarme.
“I Concurso de microrrelatos médicos AMIR”
PREMIADOS EN CATEGORÍA CIENCIAS DE LA SALUD
Alejandro José Pozo de la Cámara (España)
Oigo una puerta batiente y aparecen una médico y mi mujer, que me mira con sorna, pienso, ¡Ha sido ella!, ¡Me ha envenenado!
Se acerca a mí y musita un “adiós” solo para mis oídos. La forense la abraza, y la lleva hacia la puerta con ojo de buey.
El ayudante coloca los condrotomos, escalpelos y escoplos.
Ella coge el escalpelo y lo aplica en mi pecho haciendo un dibujo oval limpio, no siento dolor.
Cuando retira la plancha de costillas, veo desde el reflejo, mi corazón que late convulsamente. Se aproxima a mí, me besa y me dice “yo cuidaré de ella” y tomando el bisturí secciona limpiamente la aorta y las cavas y la sangre empieza a fluir.
Mis ojos se nublan y cuando la forense saca mi corazón con las dos manos, yo ya lo estoy viendo todo desde fuera de mi cuerpo y dejo en la sala de autopsias a la amante y en la sala de espera a mi amada, bueno, a su amada.
“I Concurso de microrrelatos médicos AMIR”
Emilio Alberto Restrepo (Colombia)
- Tranquilo, no me haga daño, no dispare.
No tenía opción. A tropezones, con una opresión en su pecho y una voz apenas más temblorosa que sus piernas, se bajó; viendo aquella mirada fiera, contundente, entendió que era un experto, un profesional.
Entonces, sin quererlo, lo miró a los ojos. Hubiera deseado no haberlo reconocido…maldijo. Se sintió miserable cuando se oyó balbuceando como un imbécil:
- Mendoza…¿no me reconoce? Soy el doctor Restrepo, el que lo operó cuando usted llegó herido al hospital. Recuérdeme, Mendoza; yo lo cuidé, nos hicimos muy amigos cuando usted casi muere abaleado.
- Claro que me acuerdo, médico. Yo estoy vivo gracias a usted. Pero usted estaba trabajando, hizo bien su labor... Ahora yo estoy en mi trabajo y hago muy bien mi oficio.
No sintió nada. Pensaba que las balas dolían al entrar y se alegró de que no fuera así. Le pareció muy duro el suelo y triste la forma cómo se diluyeron recuerdos, afectos, apegos, el orgullo, ese cuerpo que ya casi no estaba, ese líquido caliente que humillaba su hombría, ese frío que le desgarraba el alma....
“I Concurso de microrrelatos médicos AMIR”
Paola Tena Ronquillo (México)
* Fenómeno psicológico donde un estímulo vago y aleatorio es percibido erróneamente como una forma reconocible.
“I Concurso de microrrelatos médicos AMIR
Siempre es un placer leerte.
Suerte.
Un abrazo y suerte
Saludos virtuales.
Suerte y un beso.
Saludos
Un abrazo.
Abrazo y gracias.
Sabía que eras tú.
Saludosss
Un beso
Abrazo y mucha suerte.
«Te mueves mejor que las olas
y llevas la gracia del cielo
la noche en tu pelo
salero español.»
¡Aplausas sonoros!
Encantado de tus aplausos sonoros.
Un beso
Si algo no se puede negar en tus historias es el estilo personal y la coherencia temática.
Un abrazo, Epi
Otro abrazo para ti.