SORPRESA
SORPRESA
Pero el amigo que había traido a casa, simpático al
principio, después de cenar se empezó a poner nervioso y no quería jugar. Le
metieron en la cama, apagaron la luz, el silencio duró unos minutos. De
repente, la cama de su hermana crujió y las voces susurradas y las carcajadas
le dieron envidia.
Oyó la voz de él – Me voy.
La de ella – Yo también.
Se levantó, salió al pasillo y abrió diciendo – Me voy con
vosotros.