LA CARGA
Hasta chocarse contra una pila de maderos, así fue retrocediendo, empujado por los estudiantes universitarios.
Entonces, los grises se bajaron la visera y enarbolaron las porras.
Las carreras, los gritos, el olor del miedo, el ruido de las herraduras de los caballos en el empedrado de la facultad de Medicina, no era nada, hasta que al volver la cabeza vió al gris con el barboquejo del casco en el bigote, con la porra.
La retirada fue un éxito, quedando en el suelo el pasquín de la convocatoria por la muerte de Enrique Ruano.
Hoy, el corazón universitario vuelve a latir.
Grises o colorados, da igual, siempre enarbolarán porras.
ResponderEliminarUn beso.
Lo por, es la abulia de los universitarios actuales y su falta de implicación.
ResponderEliminarUn beso.
Mismos perros con distintos collares.
ResponderEliminarBesos
Creo que la violencia policial casi siempre va por delante de la necesaria.
ResponderEliminarUn beso
En todo el mundo pasa lo mismo, compañero. . .
ResponderEliminarEs triste, lo poco que avanza la humanidad en estos temas.
EliminarLa violencia y la represión van de la mano.
Un beso.
Han pasado los años pero sigue ocurriendo lo mismo. Solo hay que ver el informativo de anoche.
ResponderEliminarQue tengas suerte con tu relato que desgraciadamente siempre estará de actualidad...
José Ángel, tu eres joven pero yo en el 69 estaba ya en la facultad de Medicina y ahora estoy en la Complu en Derecho, pero los compañeros están en otra historia, no saben que la Universidad no es solo para estudiar las materias, sino para formarse como personas e implicarse en la sociedad.
ResponderEliminarUn abrazo.(parezco el abuelo cebolleta)
Y yo que creía que avanzabamos, pero no vuelvo a ver las misma imágenes que antaño, ¡triste!
ResponderEliminarBesitos
En nuestra época era peor, pues no había garantías de ningún tipo y no se salía por la televisión y los universitarios éramos niños de papá.
ResponderEliminarUn beso