Polución en el
río
Sentada en la barra lateralmente, sus brazos me acogen
y camino del rio, mientras sus muslos suben y bajan dándome en el culo, yo me voy excitando.
Me echo hacia atrás y
le noto, no sé donde empieza y acaba la barra, ya no le acaricio, la última vez
nos caímos.
Si hay muchos baches me
agarro a la tija, igual de dura y me sigo mojando.
Subimos a la poza que
nos gusta, más arriba de la garganta de los infiernos, metemos en el agua
helada la bota con vino de pitarra y unas cerezas, la fiambrera fuera.
Ya desnudos, nos
introducimos en el agua y nuestra piel reacciona como piel de gallina, nuestros pezones se
endurecen y nos sentamos en una especie de sillín, donde nos tocamos, estamos
solos, no sé si existe algo mejor.
Me quito la horquilla,
me suelto la melena y le doy al manubrio, hasta que a pesar del agua del
deshielo, tengo que usar del freno. Se pone como una moto y le intento poner una cubierta
nueva pero no llego a tiempo, se abre la válvula y la poza se llamará la
garganta profunda.
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ResponderEliminarInteresante tu entrada, me gustó tu blog.
ResponderEliminarSaludos.
Muy interesante,saludos
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