A LA
PALESTRA
Áyax y Odiseo, giran mirándose a
los ojos, los brazos por delante, agachados y dispuestos a saltar como un
resorte para asir al contrario.
Sus cuerpos brillan al sol por el sudor y el
aceite que sus esclavos han extendido por sus cuerpos desnudos, musculados.
Luchan en la Palestra, con las
gradas y las columnas en semicírculo, repleta de compañeros, mentores y sirvientes, que los
jalean sin desmayo.
Traban sus cuerpos, resbalan, los
jadeos y el frufrú del roce acallan los gritos, Odiseo hace voltear a su
contrincante, colocándose a su espalda, como uña y carne, manteniendo el agarre
más de la cuenta y va notando como su
miembro se endurece notando el culo de su adversario.
Áyax se deja caer y le proyecta
sobre su cabeza y queda en posición puente, intenta pasar al otro lado para
desequilibrarle pero un obelisco se lo impide, desiste.
Se pone encima y con sus piernas
lo abraza, sexo con sexo, separa con los pies los talones de Odiseo y el puente
se derrumba, los omóplatos chocan en el suelo y Áyax le mantiene pegado a la
palestra, cuenta, le mira a los ojos, deja de contar y le besa en los labios.
Entre tanto movimiento todo se confunde y aparece esa parte dura que se pasea por los alrededores para buscar la entrada más apropiada.
ResponderEliminarMe encantan las imágenes son muy plásticas.
Besos Epi.
Puri