FAENA
Las manos de uno de los hombres se posaban en la garganta de
K., mientras con las piernas trababa el cuerpo inerte del niño, que
desmadejado, le caían los brazos a ambos lados.
El cuarto, blanco nacarado estaba muy bien iluminado y otro
hombre, con guantes, escribía en un papel, en una mesa llena de instrumentos de
tortura, terminó y metió la misiva en un sobre, mojó la pestaña con agua y lo
cerró.
La música de Dvorak empezó a sonar en el equipo y
levantándose de su silla cogió una especie de tenazas y una pinza grande y
girando sobre sí mismo, comenzó a bailar, acercándose al niño, que no se movía.
Se acercó a él, le abrió la boca y cogiendo la lengua con la
pinza dentada, la soltó a un lado de la boca y el niño se removió inquieto.
Metió las tenazas, apretó y sacó dos bolas de carne que
soltó en la batea.
Las cogió y saludó al respetable.
El título está muy bien sobre todo al releerlo.
ResponderEliminarMe ha puesto los pelos de punta la verdad, algo tan simple como operación...
Pablo, espero leer los tuyos, pero deben de tener algún problema porque no los cuelgan desde el 16 del 10.
ResponderEliminarUn abrazo