a rey muerto, reina puesta
Con una manguera y un cepillo áspero me limpiaron.
Más tarde, intenté moverme, pero no lo conseguí. Entraron en mi ángulo de visión mi mujer y una doctora con mascarilla colgando y gorro de dibujitos navideños, se besaron en la boca, mi esposa me guiñó el ojo.
Recordé la copa que me dio, me supo amarga, como lo que me dijo mientras caía.
Quise gritar, pero la del gorro cogió un bisturí y me hizo un corte en el pecho en forma de u, no dolía, con la cizalla del costotomo, lo peor fue el ruido.
Con mi corazón en sus manos y al dar el tajo que seccionó la aorta y las cavas, el campo se inundó de sangre y mientras mi espíritu ascendía y al pasar por la Bola del Mundo, dos esquiadoras se cruzaron y terminaron abrazadas, tejiendo un corazón rojo en la nieve, se quitaron las gafas y al echar la cabeza hacia atrás, vi a mi amada, bueno a su amada.
Me gusta mucho, ¡qué digo mucho!, muchísssssimo este relato tuyo.
Felicidades. Un abrazo.
Si de esta no te premian, te premiamos nosotr@s. Nada, seguro que va a estar arriba. Eso deseo. Un abrazo, maestro.
Suerte.
Besicos muchos.