JUICIO DE FALDAS
Me remuevo en la silla, coloco el vaso de agua en la mesa, me descubro
la cabeza, golpeo con el martillo que saco del bolsillo de la toga y me dirijo
al fiscal, que se despierta de golpe y le conmino a que sea breve, amonestándole
porque las alegaciones a la contestación de la demanda no deben ir escritas en una servilleta de papel, que no
tenemos todo el tiempo del mundo y los días del calendario se van terminando.
El fenómeno de la inmortalidad, por lo menos aquí, no se produce, los
muertos aumentan cada día, la semana pasada perdimos a dos procuradores y a
tres secretarios judiciales, nos queda solo un perito y como esto siga así,
tendremos que cerrar el asilo de lo social, número tres.
El acoso sexual que sufrió la fisioterapeuta Dª Petronila, tendrá el
castigo que merece el demandado, otra
cosa será el alejamiento.
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