El 5 de enero, lunes, me habían contratado para la cabalgata, me asignaron de paje de Baltasar, cubano y llevaba botellas de roncito. Hicimos amistad y bebimos demasiado, una mulata se arrimó y no dejaba de jugar, que si un caramelo, que si un buchito, me plantaba los pechos en la espalda y yo, como un verraco. La llevé a la parte de atrás de la carroza y entre unas entretelas copulamos en plan caribeño, vamos, a lo bestia. Cuando pasábamos delante de la tribuna de autoridades, la rueda enganchó los cortinones y a mí se me vieron los cojones.
13 enero, 2015 at 1:29 am
El 5 de enero, lunes, me habían contratado para la cabalgata, me asignaron de paje de Baltasar, cubano y llevaba botellas de roncito. Hicimos amistad y bebimos demasiado, una mulata se arrimó y no dejaba de jugar, que si un caramelo, que si un buchito, me plantaba los pechos en la espalda y yo, como un verraco. La llevé a la parte de atrás de la carroza y entre unas entretelas copulamos en plan caribeño, vamos, a lo bestia. Cuando pasábamos delante de la tribuna de autoridades, la rueda enganchó los cortinones y a mí se me vieron los cojones.