No hay trampa en su rubor, es la primera vez. Asustada y excitada, no quería defraudar a su familia ni al hombre, también primerizo, que torpemente la acompañaba en el magreo mutuo. Lo había visto hacer desde muy chica, a escondidas, mientras reían y hacían chistes con el pene, pero ahora era diferente, no quería quedar como una ignorante. Viendo que estaba ya a punto, cogió el látex, lo colocó enrollado y suavemente lo fue extendiendo y cogiendo con una mano el manubrio, con la otra recibió la morcilla gorda, que se tomaría con la hogaza de pan.
No hay trampa en su rubor, es la primera vez. Asustada y excitada, no quería defraudar a su familia ni al hombre, también primerizo, que torpemente la acompañaba en el magreo mutuo.
Lo había visto hacer desde muy chica, a escondidas, mientras reían y hacían chistes con el pene, pero ahora era diferente, no quería quedar como una ignorante.
Viendo que estaba ya a punto, cogió el látex, lo colocó enrollado y suavemente lo fue extendiendo y cogiendo con una mano el manubrio, con la otra recibió la morcilla gorda, que se tomaría con la hogaza de pan.