Preferiría no hacerlo, pero en
cuanto pongo la música y el agua tibia empieza a caer sobre mi cabeza, sé que terminaré como
siempre. El jabón me va llenando de espuma el cuerpo y
la suavidad de mis manos sobre él, hace que mis terminacion
e s nerviosas
despierten.
Me recuesto en las baldosas y dejo que el agua
dibuje surcos, que el chorro en los pezones me los erice y me demoro en ellos
pues me conozco muy bien y sé lo que me gusta.
Con las manos arrugadas, mojadas
y enjabonadas, me dedico a recorrer los recovecos, los pliegues y el ansia y el
deseo se precipita en un jadeo silencioso, mío, secreto, siento que mis dedos
se deslizan por el muslo arriba y abajo, rodean la ingle y se quedan un rato y
vuelta a empezar.
“Je t’aime moi non plus”, está a
punto de terminar, la música inicia un crescendo, la voz de Gainsbourg se
acalla, silencio de voces, roto por los susurros de la Birkin que entran en mi
seso, llegan a mi sexo y acabo con ella.
La vela titila, como yo y me
siento en el borde. Me enfada mi debilidad, preferiría no hacerlo.
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